Luzuplay Month

11; Traición

"Ajenos"

Hoy era el día. Era el día de poner fin a esos estúpidos sentimientos que le trajeron más dolor que alegría. Y si para acabar con estos debía de recurrir a la violencia, que así sea.

Auron, la persona que más llego a amar en su vida, no dudo al momento de traicionarlo. Ahora el tampoco lo haría al momento de lastimarlo.

Si tan sólo el menor hubiese sido un conocido más, probablemente se salvaría de su actual destino. Pero no era así, para nada era así.

El moreno fue su primer amor. Ambos se metieron tanto en la vida del otro que en ningún momento Luzu espero lo ocurrido el día de las elecciones.

Se había vestido con su mejor traje, preparado con antelación como todo en su campaña. Confió ciegamente en que el pueblo y sus compañeros lograrían ver a través de sus meses de trabajo lo que el quería para Karmaland. Saludo a los presentes, dio su discurso, espero con nerviosismo el conteo de votos. No había hecho nada mal, literalmente nada.

El nombre de "Auron" salió de los labios de Vegetta, y una sensación inhumana de alivio y alegría se expandieron en su interior de manera rápida. Era el voto decisivo. Sabía lo que seguiría, o eso creía. Se acomodo una vez más su corbata, extasiado en su falsa dicha, cuando escucho la fatídica realidad.

Las emociones hace tan sólo segundos vividas le fueron arrebatadas sin compasión. Todo lo que en alguna vez confió se hacia pedazos frente a sus ojos y simplemente no podía hacer nada para detenerlo.

Lolito era el nuevo alcalde de Karmaland.

Auron y el compartieron secretos, risas, travesuras, miradas. Incluso por momentos podía jurar que, en esencia, compartieron su propia vida.

De ahí la razón del dolor. Nadie, absolutamente nadie, logró ser tan importante en su corazón como lo fue el menor.

Paso mucho tiempo llorando, exigiendo respuestas a un cielo que, a pesar de su desgracia, seguía azul, claro y despejado.

No tardo en cansarse de todo, ni tampoco en darse cuenta que la alcaldía le dejó de doler mucho antes que la traición del moreno. Al final de cuentas, en verdad no merecía el título por el que tanto lucho, pues sólo era un maldito egoísta.

Tomo la poción fuertemente para no vacilar.

—Te he traído un regalo, como muestra de mis intenciones.

—Si es una bomba no lo quiero.

Aun en esta situación, el moreno se permitió bromear. Porque, a pesar de las equivocaciones que cometió, ellos seguían siendo Auron y Luzu, ¿verdad?

—No es una bomba, es algo mejor.

El sonido del vidrio rompiéndose fue el detonante. Pero, contrario a lo esperado, no se quedo a ver el desenlace. No quería ver como se deformaba el rostro de alguien que alguna vez amo. Que seguía amando.

Esa noche, mientras Auron ardía entre lava, Luzu se ahogaba con sus propias lágrimas.

Oficialmente ambos eran expertos en traicionar. Confianza, sentimientos, corazones. No solo ajenos, sino también de ellos mismos.

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