17; Intercambio de cuerpo

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“Dignidad”

En Karmaland ocurrían tantas cosas extrañas que, llegado a este punto, los habitantes ni siquiera se preocupaban en buscar explicaciones a varios sucesos raros.

Auron y Luzu despertaron una mañana con sus cuerpos intercambiados. Ambos, al darse cuenta, simplemente lo asumieron.

El problema real residía en que justo esa tarde tocaba la reunión rutinaria de cada mes con el resto de héroes del pueblo.

Desde las primeras horas del día establecieron reglas para sobrellevar su situación actual, siendo la más importante no escuchar cosas personales que claramente van dirigidas al otro. El tiempo paso y emprendieron su marcha a la zona común, el ayuntamiento.

Al ingresar al lugar, tomaron asiento. La primera parte de la reunión transcurrió con tranquilidad, pero al tomar el pequeño receso intermedio, Fargan llamó a Auron. Luzu lo siguió, no sin antes dar una discreta mirada a su pareja intentando transmitir que todo estaría bien.

—Tengo lo que me pediste. Conseguirlas fue más incómodo de lo que creí, pues todos los comerciantes no dejaban de juzgarme con la mirada. Por ello, espero entiendas el diamante extra sumado al precio inicial.

—¿Lo que te pedí?

Dentro de su inocencia, Borja no creía que lo que estaba escuchando era algo personal o privado. Vamos, ¿qué podía pedirle su Auronsito a Fargan?

—Las medias y sudaderas extra grandes, hombre. Pude conseguir todo excepto las medias blancas con encaje, lo lamento.

—¿Para qué quiero yo eso?

—¿Y yo que sé? Allá tú y tus fetiches de ver a Luzu en prendas gigantes. Ya quiero saber como vas a convencerlo de usar las medias.

—...Eh, luego hablamos.

Aun al continuar la reunión seguía rojo hasta las orejas. A su novio, absorto de toda la nueva información que recibió el mayor, se le ocurrió que era un buen momento de gastarle una broma por su aspecto.

—Auronsito, ¿no me digas que sigues apenado por lo de anoche?

Sí, probablemente acababa de joder su imagen, pero no le importaba con tal de molestar un poco a su pareja.

Lo que para nada se esperaba era la respuesta de este.

—¡Oh, callate! Fetichista de las medias...

Borja realmente no quiso decir eso, pero la conversación con el policía no abandonaba su mente. Estupendo, se había dejado en ridículo el mismo.

La sala entera guardó silencio para escuchar a la parejita. El chisme era más importante que la escasez de vacas y cerdos en el pueblo.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

No era estúpido, sabía de lo que hablaba, pero era mejor hacerse el tonto.

—¡Tal vez de las sudaderas extra grandes y las medias blancas con encaje!

A la mierda su dignidad, quería explicaciones de su novio.

—¿Y qué tiene de raro? ¿Es acaso mejor el sadomasoquismo que el daddy kink?

Vegetta tosió casi igual de apenado que los participantes de la discusión, y "cuidadosamente" los hecho a ambos del lugar.

—Por favor, la próxima vez descarguen su deseo sexual antes de venir, gracias.

Un suicidio doble no sonaba tan mal después de todo.

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Luzuplay MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora