13; Sobrenatural

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Precio

Luzu estaba muerto.

Desde que se entero de la noticia, el llanto y los ataques de ansiedad pasaron de ser unos simples conocidos a ser sus mejores amigos. Siempre preguntando por el, siempre a su lado.

Ni siquiera fue lo suficientemente fuerte para dar la cara en el entierro. Observo a los lejos como sus amigos se desmoronaban sobre su ataúd, mientras el esperaba.

Cuando se retiraron por completo del cementerio, Auron salio de su escondite y se desplomó encima del montón de tierra que resguardaba, a varios metros de distancia, el cuerpo del castaño.

—¡Luzu, maldita sea, sal de ahí!

Comenzó a cavar. Sus uñas de apoco empezaron a sangrar, pero no le dio importancia.

Menos mal que Fargan regresó para hablar con el sepulturero. Al ver la grotesca escena que estaba montando su amigo, lo detuvo como pudo al instante.

El moreno no paraba de luchar, gritar y rasguñar, hasta que el mayor se harto y le dio un puñetazo directo en el rostro.

—¡Auron, joder! ¡Para! ¡Pareces un puto enfermo!

—¡Sueltame!

Forcejeo hasta quedar exhausto. Ni Fargan supo como logró aguantar tantos minutos conteniendolo.

—Por favor Fargan, sueltame...

Y entonces lloró, lloró tanto como nunca antes lo había hecho. Su amigo se quedo con el varias horas, incluso lo llevo a casa, pero el llanto no cesó. Continuo por horas, días, semanas.

¿Y lo peor de todo? El era el jodido culpable.

Cuando se enteraron de que Borja dejo una carta antes de suicidarse, el fue de los primeros en leerla. Necesitaba algo, lo que fuera, que le diese respuestas, consuelo. Pero las palabras escritas en ese trozo de papel expresaron todo menos alivio.

Luzu decidió acabar con su vida tras lo ocurrido el día de las elecciones. La historia es bien sabida por todos los habitantes del pueblo, más no su trasfondo.

Después de la derrota, el mayor comenzó a sentirse indigno, tonto y un completo inútil. Hizo todo para ayudar a los demás y a pesar de ello, no logró ganarse su confianza.

Todos los héroes de Karmaland se sentían culpables, nunca le dieron el peso total a Auron. Pero este sabía, que en definitiva, el fue el mayor culpable de la situación.

Era una escoria humana. Sus días pasaban entre píldoras y bebidas alcohólicas, hasta que decidió que el jodido universo no definiría su historia. Ni la de Luzu.

Contacto con personas extrañas, consiguió materiales prohibidos y por fin, estaba listo.

Siguió todas las instrucciones al pie de la letra, puso su alma y corazón en ello, literalmente. Y al fin, ¡al fin parecía surtir efecto!

Frente a el, entre una sábana blanca, algo se quejaba, se retorcía.

A estas alturas, ya sin miedo, retiro la tela de un tirón para observar lo que había debajo de esta.

Una sonrisa grande abarco todo su rostro.

—Luzu...

Se supone que uno no debe jugar con la muerte, pero lo hizo. Sí, se pudriría en el infierno, pero era un precio que estaba dispuesto a pagar.

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500 palabras

Luzuplay MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora