15; Hilo rojo

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"Egoísta"

Raúl tenía un don, podía ver el hilo rojo del destino.

Cuando era pequeño mencionaba constantemente a sus padres lo que observaba, preguntando mil veces el significado, pero estos lo ignoraban creyendo que era algún tipo de juego de niños. Al crecer y seguir insistiendo, decidieron llevarlo a un psicólogo.

Después de eso, no volvió a mencionar el tema y prefirió investigarlo en internet.

No tardó en encontrar una leyenda japonesa muy similar a lo que el veía: el hilo rojo del destino. "Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper". Si bien el texto no especificaba que el hilo esta relacionado con los amantes, al parecer la mayoría del mundo así lo creía.

¿Qué tan malo era ver que sus padres no compartían el mismo hilo?

Cuando entro a secundaria, sus padres se divorciaron, y el se obsesionó con encontrar la otra punta de su hilo.

Al final, nunca lo logró, cayendo así en una depresión momentánea cuando curso la preparatoria. Tuvo varias parejas y realmente se esforzó con cada una, intentando ignorar el maldito destino, pero ninguna funciono.

Realmente, escasas eran las veces que logró ver una pareja que compartían el mismo hilo. A pesar de eso, para su sorpresa, algunas de ellas se separaban. No por falta de amor, sino por causas ajenas.

Actualmente, ya estando en la universidad, se había rendido por completo en cuestiones del amor. Bueno, eso decía, hasta que una bonita sonrisa acompañada de cabello castaño entro por la puerta de su salón en el segundo semestre.

Borja Luzuriaga era el nombre de la persona que tenía el otro extremo de su hilo rojo.

Claro que al principio se sobresalto, ¡por fin veía la cara del gorrino por el que estuvo esperando toda su jodida vida! Pero, después de la emoción inicial, comenzó la verdadera acción.

No tardaron en hacerse amigos, aunque obviamente el mundo no se la iba a dejar tan fácil. Luzu le confesó que le gustaba una chica del área médica y, por si esto no fuera lo suficientemente malo, pensaba declararse esta misma tarde.

Y ahí estaba el, animando y apoyando a su amigo como un completo imbécil.

Enfrente de la cafetería, pronto aparecería una linda chica de nombre Lana que se llevaría a su hombre.

A su lado, Luzu se encontraba con una sonrisa tímida provocada no por el, sino por la rubia. No pudo evitar ver el hilo rojo entre los dos.

Quería ser egoísta, por dios si deseaba ser egoísta. Tomar en ese mismo instante los labios del mayor no le costaba nada.

Sin quererlo, lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, y en consecuencia el castaño giro su rostro, desconcertado.

Lo estaba observando fijamente con sus bellos ojos cafés, ahora llenos de preocupación. Sus labios se fruncieron para soltar una frase que no pudo ser dicha, ya que el moreno le interrumpió.

Raúl fue egoísta.

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500 palabras

Luzuplay MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora