06.

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Lori perdió demasiada sangre, pero puede vivir la mina, tranqui.

Cuando termino todo el sufrimiento les dije que esperaran para que vaya a ver a los alrededores, me fui por los pasillos y todos los caminantes estaban re muertos, si que querían matar estos boludos.
Volví y se encontraban igual. Carl sostenía a la bebé y Maggie me ayudaba con Lori, si que pesaba la puta esta.

Fuimos a las celdas y Maggie se quedó con ella al igual que Carl, yo fui afuera para ver como estaban todos y Rick parecía re desesperado. Uh, se me ocurrió alta idea pero bueno me la juego.

—¿Los viste? — me pregunto agarrándome de los hombros, yo puse una cara de que me iba a largar a llorar y negué, Ricardo tenía los ojos llorosos, y ni me aguanté y me largue a reír como una retrasada.

—Mentira, capo. Están en las celdas sanos y salvos, te ganaste la lotería, eh. — dije sonriendole y él puso cara de confundido al igual que todos, más el chino que buscaba a su esposa. Todos se fueron para las celdas y yo me quedé sola.

—¿Qué hiciste ahora, Gómez? — me pregunto el mendigo que fue el que menos se interesó en ir a ver. —Estas llena de sangre y tu camisa no está.

—Digamos que fui de ayuda en algo. — dije sin interés. Mire mi aspecto, la remera y pantalones están repletos de sangre, ni en todos los putos años que estuvo esta virgada me había manchado tanto. Ni en mis días.

Llegamos con los demás y Rick me dio un gran abrazo, ay para, no me gustan estas muestras de afecto.

Sali de acá, sucio. — lo empujé suave y me miró sonriente, se fue alejando mostrándome a todo el grupo con una sonrisa.

En este momento diría que se ven como unos pelotudos de mierda con la sonrisa del Wason pero mejor me callo porque ya se que se va a venir.

—Maggie nos contó lo que hiciste, gracias. De verdad. — acotó Rick y yo le sonreí a medias.

Si ya se que me quieren, no hace falta decirlo, gente. — dije con un tono de diva y actuando como una, todos se rieron aunque no me entiendan.

Todos se quedaron a ver como estaba la bebé, yo me fui a mi celda y agarré ropa. Y me estaba dirigiendo a los baños, no era tan seguro andar por ahí, ya que estuvimos la tragedia esta pero no aguanto este olor a sangre podrida.

Prendí la regadera y me fui sacando toda la ropa quedándome en bolas, me fui limpiando hasta que quede más que limpita, lavé mi ropa y quedo masomenos pero safa. Volví a donde estaban todos y estaban sentados en el comedor. Supongo que todos dejaron descansar a la mamá luchona con su hija. Que por cierto está despierta.

—¿Cómo sabías traer a un bebé al mundo? — me preguntaron cuando apoyé mi culo en una silla.

—Porque no es la primera vez que hice esto. — respondí.

—¿Eras doctora antes de esto? — me pregunto Beth.

—No, ni siquiera estudié medicina. — aunque me hubiese encantado hacerlo pero no pude.

—¿Entonces? ¿Qué significa? — pregunto confundida Carol.

Significa que cierres el orto. Jajaja re agresiva era. — dije. — A mi sobrino lo traje yo al mundo, solo leía y ponía a práctica con gente conocida. — se me vino a la mente el recuerdo de cuando Pablo se cortó bien feo y no tenía gita para ir al hospital y yo lo cure, pobre de él lo hice gritar como un marica.

Todos se quedaron en silencio. Pero Rick me miró y solo me pregunto tres cosas.

—Cuando viniste acá me olvidé de preguntarte tres cosas primordiales que tenemos en el grupo y creo que es momento de decirlas.

Mandale cumbia. — dije divertida. Me miró sin entender y rode los ojos. —Decí lo que tenías que decir.

—¿Cuántos caminantes mataste? — y yo que mierda voy a saber, ni que estaría como pelotuda contando cuantos mato.

—No sé.

—¿A cuántas personas mataste? ¿Por qué? — ¿debería? Creo que es momento.

—Mate a tres personas por violar a tres de las mujeres que más quería. — dije seria.

—Okey, no preguntaré más. Ahora si que eres más que bienvenida al grupo y te entrego tus armas. — dijo poniendo todo lo mío en la mesa y yo sonreí como nunca, pero se me borró.

—Rick, voy a irme de la prisión. — todos se sorprenden.

—¿Estas jugando, no? Ahora te necesitamos más que nunca, Gómez. — Glenn me miraba como que con su mirada cambiaría las cosas.

—No es joda, es posta. Me iré.

Todos estaban viéndose sorprendidos, otros tristes, y el flaco que me tiene loquita me veía serio, como si me quisiera matar. La onda es que, la cara de cada uno es una joya que no aguante y me reí súper fuerte. Y todos se miraban re raro pero más a mí.

LAS CARAS DE PELOTUDOS QUE TIENEN TODOS, JAJAJAJAJ LA CONCHA DE MI MADRINA JAJAJAJA. —respire para recuperar el aliento pero reí más fuerte, parecía una foca retrasada, todos seguían mirándome raro. Me calme y me limpie las lágrimas, sus caras son geniales. —Es joda, no me iré, pero estaban regalados para hacer esto. Ya hasta diría que les agarré un poquito de cariño a todos.

Todos dijeron al unísono un "aw" y me dieron un abrazo grupal. También me da asco esto pero bueno, lo dejaré pasar.

Aunque, solo me gustaría estar en los brazos de uno, y no me refiero a los abrazos... ustedes entenderán, y sino. Se los dejo de tarea.

Una argentina en un apocalipsis [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora