20.

1.6K 143 33
                                    

"—¿Extrañas a María, ¿no, Ivonne? — dice mi vieja a mis espaldas. Yo solo asiento recostandome en su pecho. Estábamos viendo su tumba.

—No sabes cuanto, y tampoco sabes lo doloroso que será irme de acá. — confieso.

—A mí tampoco me gustaría perder a mi otra hijita, pero sé que estarás bien allá en Estados Unidos. Sé que los corruptos que vinieron a casa vendrán para vengarse y no me gustaría verte ahí como a Mari. — dice acariandome la cabeza.

—Voy a extrañar Argentina, a mi gente, a nuestra familia, el mate y más que nada la birra. — digo riendo.

—Borracha de mierda, — me dice con su típico tono de voz de críticona, pero se que solo lo hace para romper las pelotas. — y no te olvides del vino. Te volves loca, si es el de la caja peor.

Ay como me conoce tan bien esta doña."

Como la extraño. Abrí mis ojos de a poco y escucho ruidos a mi alrededor, antes de que observará de quien proviene note que ni me podía mover.

—¿Qué es esto viejito? — pregunto débil, viendo a papá noel como sirve algo en una tasa.

—Es un té, te hará bien para la gripe, me lo enseñó Patricia. — me le quede mirando. — una mujer que no la conociste, pero si la hubieras conocido no te podrias arrepentir. — me dice con mucha nostalgia.

—Me lo imagino, viejito. — digo. — ¿Hay algo nuevo en la prisión desde que estoy encerrada? — mientras hablaba Hershel me daba un poco del té.

—Pasó un día desde que te dormiste, pero como no tenías ninguna anomalía, sabía que sólo estabas durmiendo aunque estés débil. — asentí. —Muchos murieron y seguimos esperando a que lleguen Daryl y los demás. Deben de estar llegando ya. Tranquila, tú y los demás ya estarán bien.

—Tranqui Hershel, esta mina no va a morir por esta gripe. — dije sonriendo a medias, tomando el té.

—También hace varios días no vemos a Carol. No sabemos que paso.

Me quede pensando tomando el último sorbo del té. —No sé, pero de seguro fue por alguna razón que no conocemos, esperemos a encontrarla al igual que el gobernador.

—Eso espero, sé fuerte Ivonne, en poco tiempo todos te agarramos cariño aunque fue difícil confiar en ti por ser extranjera y una desconocida a la vez. — me dice agarrando la tasa.

Deje de mirarlo y mire el techo, sabía que algo tenían en contra mía por ser extranjera aunque me trataban todos bien, las intuiciones nunca fallan.

—Que pelotudos, lo sabía. — quería reír pero no podía. — Na igual, no pasa nada. Lo sabía de ante mano que no les caía tan bien. — sonrío.

—Bueno, iré con los demás pacientes, no hagas nada loco. — me advierte yéndose.

¿Este es gracioso o se hace?

—Gracias por recordarme que no estoy en condiciones ni para ir a hacer pis. — grito como puedo.

Escucho su risa de fondo. Ay viejito, espero que nunca te vayas, me recordas tanto a mi abuelo... pienso.

Me estoy sintiendo para el orto, ¡quiero salir ya de acá!

Espero que Sasha y Glenn estén bien, porque si pudiera levantarme estaría a su lado.

Me estaba empezando a picar la garganta y empecé a toser un poco pero a medida que pasaba el pequeño tiempo me estaba empezando a agitar y a toser más fuerte al punto de llegar a rasparme la garganta. Puta madre.

Una argentina en un apocalipsis [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora