14.

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Estaba re tranqui durmiendo hasta que me quiero dar la vuelta pero me lo impide un brazo. Abrí lo ojos de una y vi a mi mendigo. Por poco y me olvido que éste durmió conmigo.

La puerta de la cabina fue abierta de golpe que hace que me levantara al igual que Daryl.
Rick nos miraba raro, no voy a especificar su expresión pero ya de por sí la tiene pelotuda para resumir.

—No me digas que... — lo interrumpí.

—No me digas, ¿qué? — dije irónicamente.

—¿Lo hicieron? — pero que mente más sucia tenes Ricardo.

—Si lo hubiéramos hecho. ¿Por qué tenemos nuestras ropas en vez de estar desnudos?. — dijo mi mendigo sarcástico. Vama, ese es mi Dixon.

—Bueno si lo hicieron o no, no es mi problema. Bajen, los voy a necesitar para una expedición.

—¿A mí? — me señalé. El cana asintió, por lo tanto este se volteó y se dirigió hacia la puerta. —¡Che, Rick! — grité. Me miró. —Que mente tan sucia que tenes cana, como si no supieras como se la tiene que meter a una mujer. — reí, el rió. Pobre iluso, no sabe que fue gastando.

—¿Cómo dormiste? — me preguntó Daryl una vez que ya estábamos solos.

Lo miré confundida, pues todavía seguía recalculando sí sigo dormida o viva.

—Bien, a tu lado bien. — dije rascándose el ojo izquierdo. Pude notar que Daryl se sonrojo un poco, ay cosita, es un amor.

Ya me lo quiero coger.
Ay Ivonne, lo virga no se te va más.

—¿Bajamos? — pregunta parándose, no dije nada que me ayuda a pararme y nos dirigimos hacía abajo.

Estaban todos afuera o algunos en el comedor, Carol estaba afuera y nos da una sonrisa. Creo que ya se le pasó los sentimientos locos que tenía hacia el mendigo... mejor, así la señorita Ivonne Gómez puede disfrutar más de este papucho.

—Tomen, desayunen al menos. Como se van a ir de expedición será difícil. — dice Carol extendiéndome un plato con huevo revueltos, hace lo mismo para Daryl.

Estos desayunos que se inventan los yankes, prefiero un mate con unas facturas. Eso sí que era un desayuno.
Me senté en el banco y al lado mío se sentó mi lindo croto Daryl. Empecé a comer, levanté la vista y a unos asientos tenía en frente a la rubia que no dejaba de mirar a Dixon.

—¿Sabes lo que me enoja de todo esto? — pregunté mirándolo con una ceja levantada.

—¿Qué cosa?

Que esa tipa te esté mirando como si fueras el último hombre con pito que existe. — uy que celosa.

—¿Qué? No te entendí, amor.

—El amor hablaremos luego — dije divertida, él me sonrió. —Por lo tanto, lo que dije fue que esa rubia te mira mucho.

—¿Y? Sólo tengo ojos para ti. — este se me puso romántico.

Te me pusiste romántico. ¿Que onda, tenes fiebre? — dije tocando su cabeza con mi mano. Na no tiene ni fiebre, es él.

Y no va a ser el fantasma pelotuda.

—¿Te sientes bien?

—Es que se me hace raro que me digas cosas lindas. Aunque no me desagrada. — dije apoyando mi codo en la mesa y sonreí viéndolo. Debo parecer re pelotuda babeando por un chabon que me sobrepasa de edad por unos años. Pero me chupa un huevo. Esta re bueno y no voy a desperdiciar esta oportunidad.

(...)

—Gómez. — me volteé, Carlitos venía corriendo hacía mí, cuando estuvo ya cerca empezó a hablar: —¿Puedes traerme cómics si encuentras? — uh, cómics. Suena re cheto.

—Claro. Lo haré. — Carl me abraza y yo le devuelvo el abrazo con más fuerza, lo adoro al pendejo.

—Cuidate, regresa sana y salva.

¿Quién te pensas que soy? Estuve manca varios días y sobreviví, ¿y te pensas que salir me va a hacer algo?

No lo , sos demasiado boluda. — le pegué un cache.

—Te enseñé demasiado español, pendejo, encima lo pronuciaste re bien.

—Aprendí de la mejor.

—Sí mejor cállate y ve con tus amigos los yankes esos, yo me largo. — dije metiéndome al auto con un signo de amor y paz.

—¿Ya terminaste? — preguntó Daryl. Asentí.

El auto empezó a arrancar y ya estaba en la carretera.
Lo que pidieron era si encontrábamos comida o varias cosas que necesitábamos.
Daryl iba callado, bien quiero escuchar el silencio por un momento, miré el paisaje y disfrute del viento.
Veo a alguien moverse por el bosque.

No jodas.

—Creo que algo anda mal.

—¿También los viste? — Asintió. —Cagamos fuego chabon.

—Ignoremoslos. — dice. Arranco más fuerte el auto y los perdimos. Ya estábamos muy fuera de por donde deberíamos ir realmente, así que aproveche.

Che. — me miró. —¿Alguna vez te dije que te veías súper bien cuando manejas?.

—No empieces con tus coqueteos, Ivonne.

—Me encanta como sale mi nombre de tu boca. — reí, él puso su mano en mi pierna y la empezó a acariciar.

Su mano ocupa casi toda mi pierna, ya me tiene re enganchada, ya fue. Si sigue me re caliento.
Me sentí insatisfecha cuando su mano desapareció de mi pierna y fue al volante.

—Después Ivonne, todavía estás en esos días.

Sos un forro. Aunque tenes razón.



Buenas gente, espero que estén bien. ¿Se están cuidando no? Espero que sí.

Gracias por sus comentarios y sus votos :')
Soy re feliz que para mi primera novela de twd estamos llegando a los 1k 😊

De verdad gracias! Lo quiero aunque no los conozca ♡.

Una argentina en un apocalipsis [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora