21.

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Estaba cojeando hasta la puerta hasta que vi a Lizzie en frente de mi.

—¿Qué está pasando? — le pregunte, esta pendeja es media rara, para no decir pelotuda.

Escuche que, a los caminantes les ponía nombres y les decía amigos... que turbio amigo. Me quise alejar de la pendeja esta y cuando paso a su lado me mira y yo le mantengo la mirada. Me sonríe y no sé como un caminante subió por las escaleras pero la pendeja me lo lanza encima.

Le sostuve de los hombros, no podía agarrar mi cuchillo de mi bota.

—¡¿Sos pelotuda o te haces la re concha tuya?! — le grité a Lizzie que me miraba como intentaba sacármelo de encima con una sonrisa, no me entendió una chota pero debe de estar disfrutando verme así.

—Diviertete extranjera. — dice y baja por las escaleras y esquivando a un par de caminantes sale del pabellón A.

Me estaba cansando en retener al caminante que tenia enfrente, no sé quién era, pero tampoco me importaba. Lo único que quería era matarlo porque se me estaban acabando las energías.
Atrás mio había un barandal, es mi oportunidad.
Lo agarre de los hombros y como pude lo alcé y lo tire, cayó a la red que estaba colgando, el gil no se rendía, me toque el tobillo y ahí seguía mi cuchillo, lo tomé y rápidamente corte una extremidad de la red, todo para que al moverse el caminante caiga de un lado y se rompa la cabeza al estrellarse contra el maravilloso piso. Me levante y como lo predije, sucedió eso. Ay, que lindo es ver como revienta la cabeza de uno sin usar las manos.

Psicópata tenía que ser.

Me fui a la celda del chino y estaba tirado, me acerqué a él, se veía para el orto.

—Chino, ¡hey! No mueras pelotudo que tenes a una esposa hermosa que si no te pones las pilas en recuperarte te la voy a robar. — le dije lo más entendible posible en inglés, estando en este estado quiero hablar solo en mi lengua natal. Pero tengo que hablar en inglés.

—¿Dónde esta Maggie? — pregunta débil.

—Yo que voy a saber, boludo, estoy en la misma situación que vos. — digo enojada.

—Llevame con ella. Por favor, Gómez. — no me hagas esto chino.

—Estas echo concha, ¿y aun así queres ir a verla? Sos un caso perdido. — le digo, y por más que no entienda seguro habrá pensado en otras cosas.

Lo tomé y salimos de la celda, él intentaba respirar con cautela, escuché un ruido y vi a Maggie entrar por la puerta del pabellón, nos miró y empezó a matar a los pocos caminantes que había.

—Glenn, Gómez. Hay un autobús en el patio, saldrá en un rato. — Nos avisa y agarra al chino y nos vamos.

Ya afuera del pabellón se escuchaban tiros. Era una batalla campal.

—¿Qué pasó Maggie? — Pregunto desesperada al escuchar una explosión.

—El Gobernador nos atacó, Rick quiso hacer un trato pero no se logró. Tenían de rehenes a Michonne y a mi papá. — papá noel. Sé lo loco que es el cara de pito, se lo ve en su cara. No preguntaré que paso, lo descubriré después.

Y es ahí que recordé que no podía irme sin nada.

—Maggie, ve con Glenn. Los alcanzaré después.

—Pero Gómez, van a entrar, tenemos que irnos. ¿Acaso no escuchas los disparos?

—Si que los escucho, no soy sorda. Pero no puedo irme de este lugar sin mis cosas, necesito ir. — le dije y me fui por otro pasillo.

Ir al pabellón en donde dormí por unos largos meses, todo cuando estoy de lo más hecha mierda el cara de pito me viene a echar. En donde no sé cómo saldré de este lugar sin que me volen de un balazo en el bocho.

Mi celda, la celda que compartí con Daryl y en donde el baquerito me venía a visitar. Esto será duro si no encuentro a nadie y estar sola en este país tan discriminador. Agarre mis cosas y las guarde en la mochila, varias cosas de Daryl también, sus armas y las mías, y las guarde bien. Bien, no tenía mucho pero valía la pena, ahora a la enfermería.
Me encamine allí y por suerte no había nadie, agarre lo necesario y salí por completo. Llevo lo necesario para sobrevivir y dejar cosas en la prisión por si alguno de los nuestros va.

Ya estaba en el patio, los disparos ya no estaban y era un asco todo, había un tanque. ¿Enserio? Esto debe ser una joda. Vi para todos los lados y no había nadie, el pequeño puente que estaba conectado con el pabellón C y D estaba hecho bosta en la entrada del D habia una persona que ni se quien era pero no le voy a pasar cabida.

El bondi se fue, significa que les importe un pito y no me esperaron. Vi la butaca huevito en donde la ponían a Judith, me asomé y no había nadie, solo sangre. Me entristeció ver eso y pensar que esa vida se haya ido por unos locos que vinieron a saquear nuestro hogar si eso se le puede llamar así.

No me tengo que poner triste como una boluda, de todos los cuerpos no son mis conocidos, ellos están bien, un día los encontraré.
Empecé a caminar rápido, esquivando a cada caminante y llegué con la persona responsable de todo esto. Vi el característico cuerpo del cara de pito, estaba muerto con un disparo en la cabeza. Me dio pena, de los caminantes que me seguían fueron a su cuerpo y se lo empezaron a comer.
Fui al alambrado, en donde había empezado todo, habían dos coches y varios cuerpos, pero uno solo me llamó la atención por la simple forma de vestirse y porque su cabeza estaba mirándome convertido en caminante. Me quede en blanco mirándolo, no pensaba en nada solo lo miraba, una lágrima se resbaló por mi cachete y me lo limpié. Había perdido a mi abuelo en el pasado y ahora perdí al que estaba considerando como uno por su gran sabiduría como cualquier viejo.

Me acerqué a su cuerpo, lo di vuelta y quedó boca arriba, tomé la cabeza con temor y lo posicione como que nunca se le fue cortada su cabeza.

Saque mi cuchillo, esto me dolía demasiado. —Descansa en paz, Hershel Greene. Tuviste una larga vida y aquí se terminó la tuya. — pronuncie en un susurro y le clave el cuchillo en su bocho.

Estuve un rato ahí, cuando creí que era suficiente de que mi cuerpo descansará y empiece a ejercitarse como antes lo hacía, empecé a caminar sin rumbo a las afueras de la prisión.

Estuve caminando un toque y quería ver por última vez la prisión, en donde empezó todo. En donde sin pensarlo me pegaron un tiro en el hombro.
Me asome por el arbusto y pensé que si todos se fueron deben de estar por ahí afuera.

Un día nos encontraremos de vuelta y vamos a ser el grupo de los hijos de puta. — dije y me empecé a reír mientras caminaba y dejaba atrás ese lugar.

Una argentina en un apocalipsis [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora