—Hershel. — lo llamé con una sonrisa. El volteó y esperó a que llegara a su lado, bueno me gana en vago este señor.
—Rick ya iba a armar un alboroto porque no llegaban. — dijo mirando a Daryl y a mí.
—¿Pero qué mierda paso? — preguntó Rick, ¿enojado? —¿Cómo consiguieron todas estas armas? ¿No se habrán metido en problemas no?
—Un poco. — dije. —Pero, tranquilo Ricardo. No nos pasó nada. También trajimos comida en donde estábamos, tranquilo. — no quería explicar una mierda.
Ayudé a llevar todo adentro como los demás. Cuando ya todo estaba en la mesada todos empezaron a sonreír. Había mucha comida y un montón de armas.
—Ahora, ¿nos explicarán qué sucedió? — mandó Rick.
Yo no quería hablar, alta paja.
—Explícale vos querido, yo quiero echarme una siesta. — le dije a mi mendigo tocándole el hombro. Aunque dudo que me haya entendido, na, que importa. —Me fui pibes. — empecé a caminar y a los segundos ya no estaba en ese lugar.
Cuando ya estaba en la celda miré alrededor del pequeño espacio y me tiré en la cama.
En mi mente no salía la cara de Jayden y del otro fantasma. ¿Cómo siguieron vivos?Recuerdo que esa comunidad se había ido a la mierda después de la invasión de miles de caminantes. Muchos entraron a las casa y destrozaron a las familias que estas vivían en ellas.
No tengo ni la más mínima idea como el pelotudo ese pudo sobrevivir.Me di vuelta mirando a la pared, estaba pensando demasiado y no me gusta eso. ¿Hay otras comunidades vivas después de que me haya desaparecido? Si es así, ¿Querrán buscarme?
Estoy en un quilombo ahora.
—¿Estás dormida?
—Uy la puta madre, me cague toda. — putee.
—Lo más seguro que eso fue una maldición. — dijo seguro.
—¿Qué comes que adivinas? — digo con sarcasmo. —¿Qué quieres Daryl? — pregunté girandome para verlo.
—¿Me contarás? — dice para sentarse en el piso. —Ayer no me quisiste decir nada después de encontrar las armas y más cuando encontramos la comida.
—No me gusta hablar de esa comunidad y mucho menos de las demás en la que estuve.
—Pero Ivonne. ¿Te das cuenta que si no nos dices dónde estuviste pueden haber más hombres y nos quieran atacar? — dijo retandome.
—¿Entonces estás diciendo que me vaya?
—No es eso. Todo lo que yo quiero es que no te vayas pero si te quiero proteger. — dice acercándose a mí y me da un beso en la frente. —Lo que menos quiero es que te pase algo a ti o a mi familia, ¿entiendes? — asentí y juntó nuestras frentes.
—Tengo miedo. — confesé.
—¿Miedo a qué? — me miró a los ojos.
—De muchas cosas. De que nos vuelva a pasar otra vez esto pero más peor o que todo lo que me estés diciendo en mentira.
—Wow, wow. Tranquila que eso no va a pasar. ¿No nos conoces hasta ahora? Somos invencibles hasta con la persona más astuta que hay. Y no te estoy mintiendo, amor.
—Si estás hablando del Gobernador, ese era un completo pelotudo.
—Creo que lo acabas de insultar.
—Si lo he hecho. Y la verdad se creía mucho y es alto estúpido.
—Me encanta cuando insultas.

ESTÁS LEYENDO
Una argentina en un apocalipsis [Daryl Dixon]
Novela JuvenilUna boluda y su grupo en el apocalipsis, ¿te venís a leer tal boludes solo para cargarte de risa y ver un poco de drama? Pues entrale, que esta novela te está esperando. Actualizo cada tanto. |17-04-20|