—Che. — me miró. — ¿Por qué estás acá? sí a mí me tocaba hacer guardia. — dije mirándolo.
—Porque se me da la gana. — intento decir mi español.
—¿Te diste cuenta que no te sale ni pija no, mendigo? — dije divertida.
Uh, me ignoró. Ah no, sos re boluda Ivonne, como te entenderá si hablas español.
—Lo que quise decir es que, el acento nunca te va a salir. — dije
—Lo sé, no molestes.
—Bien que me quieres.
—Sh. — me calló.
—Callame. — dije.
—Lo haría, pero estas en tus días. — detengan el mundo chabon. Quiere cogerme. Vení que te parto yo también pibe. O capas que yo solo estoy flasheando.
—No digas... ¿es posta lo que me estás diciendo?
—Avísame cuando ya no lo estés. — si quiere, gente. ¡Si quiere! Quiero morirme.
—Tienes que conseguir un forro.
—¿Un forro?
—Persevativos. — me miró. —¿qué? Si lo haremos, lo haremos bien. — le sonreí pícara.
El me devolvió la sonrisa, voy a terminar muerta. Es tan hermoso.
—Cambiando de tema.
—Si, dime.
—Cuando Rick te preguntó si habías matado a personas y dijiste la razón me sorprendí, quiero conocerte mejor, Gómez. — ay me llena de ternura. Parece un gato re curioso.
—Ya que somos algo. Te contaré, pero tu me debes decir tus cosas, ¿okey?
—¿Chantaje?
—Tomalo como quieras, vos tenes curiosidad por mi, claro que yo voy a tener curiosidad por vos.
—Tiene sentido. Acepto.
—Bueno empiezo. La razón por la que vine acá es porque escapé de la policía, aunque podían atraparme en el aeropuerto, aún así no pudieron porque todavía no estaba la información de que estaba siendo buscada.
—¿Por matar a esas personas eras buscada? — asentí.
—Mi padre es político y los que fueron a hacer esas grotescas a mi familia eran hijos de políticos, creo que estaban bajo cubierto, y en ese entonces estaba mi cuñada en mi casa. Yo estaba en mi pieza, y pensaron que era yo. Violaron a mi madre, cuñada y mi hermana menor. Ver esa escena me lleno de cólera, ira. Y no me pude resistir que los maté. Pero...
—¿Pero qué?
—No te impacientes, mendigo que esto me pone sentimental. — dije. —Como sea, mi hermana ese día murió, los corruptos que tenemos en ese país, hicieron más justicia por los hijos perdidos que por una niña asesinada frente a su propia madre y hermana. Y te preguntarás dónde mierda estaban mi viejo y hermano, pues estaban comprando la comida porque si no nos moriamos de hambre. Eramos felices, era feliz. Cuando se fue María, la casa ya no era igual. Ya no había risas, era todo tan monótono que casi todo se volvió una costumbre. Después de que me querían arrestar me raje de mi país y vine para acá, un año después empezó esta virgada y acá estamos, intentando sobrevivir.
—Al menos eras feliz. — dice. Yo lo miré atenta. —Ahora entiendo tu sentido del humor.
—¿Qué tiene? ¿Es que soy divertida no? ¿Caliente? — hice una cara pícara.
—Ya deja de hacer esas caras Gómez. — me empujó, me caí de costado que se cago de risa. Me reincorpore y me posicione como antes estaba.
—Soy Ivonne. — dije.
—¿Qué?
—¿Acaso sos sordo o qué mierda? Mi nombre es Ivonne. — bueno Ivonne, relaja un poco que no te hace nada el pibe.
—Me gusta.
—Lo sé, nadie se resiste a ese nombre tan sensual que me dieron mis viejitos. — me hice el pelo hacia un lado como típico de diva. —Bueno che, me vas a contar tu vida.
—Esta bien. Cuando era un niño no la pasaba bien. Tenía un padre, una madre, hasta un hermano. Mi padre era la mierda. Cuando se fue, mi madre era una borracha y fumaba siempre. Un día estaba jugando con los niños del barrio y se todos gritaban que se estaba incendiando una casa y era justamente la mía, mi madre estaba dentro y era obvio que murió. Después de todo fui a vivir con mi padre, fue el infierno. Mi hermano se fue y siempre me pegaba, antes a los dos pero cambió todo. — terminó de relatar.
—Tú hermano es un hijo de puta.
—Lo es.
—¿Cómo te sabes manejar por el bosque y todo eso? — pregunté.
—Me perdí por el bosque durante nueve días, mi hermano y mi padre no se dieron cuenta. Tuve que sobrevivir de uvas y moras. Cuando regrese a mi casa tenía picazón en el culo por usar una planta como papel, regresé como si no hubiese pasado nada.
—Jajajajaj, perdón pero me muero con lo último. Pobre de ti que tuviste que mandarte un cago y después te da una picazón. — me reí.
—Ya no te rías.
—Okey, voy a cerrar el orto. ¿Puedes quedarte hacer vigilancia? Tengo sueño.
—Okey, ve.
—Dale capo. Graciela. — dije parándome y entrar dentro de la cabina.
—Sabes que no te entiendo. — se asomó por la puerta.
—Algún día lo harás, tranqui. — dije moviendo mi mano sin importancia.
—¿No te olvidas algo? — pregunta. ¿Qué pija me estoy olvidando? Si lo que quiero es dormir como morsa.
—¿Qué? — se acerca y me roba un pequeño beso. —Creo que estás siendo muy cursi, mendigo. — dije con medio asco. —Na igual estuvo re bueno. — me acosté y cerré mis ojitos.
—Descansa. — dice.
—Gracias. Cierra la puerta, por favor. — no me responde y se escucha que la puerta se cerró.
Estaba media dormida, no sé cuantos minutos habrán pasado, pero como estaba media dormida y pelotuda, sentí que alguien se acostaba al lado mío.
—Sigo despierta.
—Lo sé. — uh, esa voz ronca. Wacho basta, me tenes loca.
—Deberías de estar haciendo guardia por mí. — mandé.
—Quiero dormir contigo, no jodas y duermete.
—Bueno como digas. — digo y me volteo hacía él y lo rodeó con mis piernas y brazos. —¿Así esta mejor? — pregunte mirándolo. Me abrazó juntando más nuestros cuerpos, ay che, ¿éste quiere ser violado o que?
—Si ahora si.
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Una argentina en un apocalipsis [Daryl Dixon]
Novela JuvenilUna boluda y su grupo en el apocalipsis, ¿te venís a leer tal boludes solo para cargarte de risa y ver un poco de drama? Pues entrale, que esta novela te está esperando. Actualizo cada tanto. |17-04-20|