Capítulo 35: nuevo mundo

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Naranja. Amarillo. Rosa. Verde. Azul. Celeste. Blanco. Esos eran todos los colores de arena que vi hasta ahora. Realmente increíble. El cielo era de un color violeta, con algunos destellos más claros.

Khracira era donde todo el mundo quisiera vivir.

La nave se estaba paseando tranquilamente por algunas de sus playas, tal como me había comentado Horus. Eran las playas más paradisíacas y hermosas que jamás hubiera visto. Todas desprendían un brillo y una paz dignos de ser de otro planeta.

Todavía no habíamos bajado, ya que según Dhimot, nos estábamos dirigiendo al lugar más especial de todos.

―Zhelig, te presento al lado Este. Nuestro hogar―dijo Dhimot mientras sonreía.

Me incliné más sobre la ventana de la nave y pude ver a algunas personas que estaban caminando afuera. Había gente con el pelo de varios colores: azul, blanco, naranja y rosa. Sus ojos eran también de colores muy exóticos. Poseían las mismas orejas que Horus y Dhimot. Pero, lo que más destacaba de ellos, era la altura. Mínimo, medían dos metros. Transitaban tranquilamente por las calles, la mayoría de ellos acompañados por otras personas.

Alrededor se podía observar una ciudad, que más bien era un campo-ciudad, ya que claramente era una zona rural. Los árboles parecían desbordarse alrededor de las casas. En vez de cemento (como en la Tierra) había césped y un montón de lagunas decoraban el paisaje mayoritariamente en los costados de las casas, que estaban flotando y eran medianas, con ventanales que abarcaban toda una pared y, por lo que podía ver, estaban construidas de un material parecido al mármol.

―Se llama Tibat, es una piedra preciosa de aquí―explicó Horus luego de leerme el pensamiento.

―Esto es hermoso. No puedo creer que sea real―dije todavía sintiéndome un poco mareada. El cambio de ambiente era muy notorio, y eso que todavía no había descendido.

Horus rió.

Unos segundos más tarde, nos encontrábamos a unos veinte metros de un castillo glorioso. Era enorme y estaba construido con lo que parecía ser cristal. Tenía varias torres colocadas delante de todo, y en el medio, el techo terminaba en punta, formando un gran triángulo. Alrededor de la gran construcción se encontraba un lago, en donde se podían ver distintos tipos de animales. Uno de ellos, el que más llamó mi atención, era una especie de cisne. Tenía la forma de uno, pero a diferencia de los de la Tierra, este era de color esmeralda. Quedé maravillada.

―Este es un lugar muy importante—dijo Horus con voz suave mientras se colocaba detrás de mí.—Ya tendrás tiempo de explorarlo.

Sonreí ante eso, porque moría de curiosidad por saber cómo era por dentro.

― ¿Cómo se llama ese animal que está allí?—dije y señalé a el animal que se parecía al cisne a través del cristal.

Sonrió.

―Se llama tridex. Es igual al cisne de tu planeta, solo que con otras características físicas.

―Es hermoso—dije, admirándolo.

―Bueeno—dijo Dhimot estirando la palabra, y se colocó al lado mío. Miró a Horus con las cejas levantadas—. Ya que vimos el...—frunció el ceño y me miró— castillo, me encantaría que vayamos a Oeste Sir, el centro de la parte Oeste.

Horus rio.

—Pues claro—respondió y se alejó de mí, para ir a la sala de comandos.

― ¿Voy a descender de la nave?—pregunté con entusiasmo y di la vuelta. De esta forma podía ver a Horus también.

HorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora