El año escolar había llegado a su fin.
Todavía no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo. Estas últimas tres semanas habían pasado tantas cosas, pero a la vez no habían sido muy relevantes. Hacía exactamente 21 días que no pisaba Khracira, pero todas las noches recibía una visita especial de un extraterrestre con unos ojos muy exóticos.
Horus había tomado la costumbre de dormir conmigo. Y yo no era nadie para quejarme. Venía y se iba por medio de la teletransportación, y no tenía idea cómo hacía para que nunca lo descubrieran mis padres. Como amanecíamos juntos, también habíamos adoptado la costumbre de meditar al mismo tiempo, lo cual me ayudaba enormemente, porque me compartía un poco de su energía, que me ayudaba a conectarme más rápido. Me contó que la energía contaminada de la Tierra muchas veces me dificultaba la conexión, pero que con práctica se ponía más fácil, y que al mediar, justamente ayudabas a que esa energía se volviera más sutil y positiva.
Todos los días le preguntaba cuándo iba a volver a Khracira. Extrañaba la paz de ese lugar. Extrañaba a Hator, a Salix, a Thorm, a Dhimot... (Bueno, en realidad él había venido a visitarme un par de veces). Pero, todos los días, Horus me respondía lo mismo: "Volverás cuando estes lista". No sabía qué significaba eso, pero sospechaba que tenía algo que ver con la meditación. Si bien Jodeth no me siguió entrenando por una razón que desconocía, Horus realmente me hacía practicarla e incluso había notado muchos cambios desde que la había tomado como hábito. Ahora me sentía más tranquila, sin tantos pensamientos, con más paz... Mi timidez estaba aún mejor, y mis miedos más regulados. E incluso...Bueno, creo que veía las cosas un poco más claras. No necesitaba pensar todo miles de veces y darle vueltas para saber qué hacer.
Realmente no sabía cómo había vivido sin la meditación.
Esta mañana habíamos hecho la misma rutina de siempre: nos levantamos, mis padres se habían ido a trabajar, nos pusimos a meditar y luego le hice la pregunta de Khracira, y me respondió como las otras veces. Y en mi interior, al igual que las tres semanas anteriores, me preguntaba por qué rayos no me había besado de nuevo, por qué rayos dormía conmigo y por qué rayos no le preguntaba nada de eso.
Así que, aquí me encontraba, pensando en su sonrisa matutina, en esos abdominales increíbles, en que en la mañana no sabía cómo pero estaba aún más hermoso, y en que me encontraba a un suspiro de rogarle para que, por lo menos, me dejara tocar sus labios.
Lo cual sería preocupante.
Mientras miraba el escenario en donde se estaba llevando a cabo la ceremonia de graduación, en donde muchas personas se encontraban con sus togas puestas (yo incluida) y en donde ahora mismo la directora estaba dando su discurso, me puse a pensar en que tampoco había descubierto exactamente cuál era mi misión. Y era algo en lo que venía pensando hacía semanas, también. Porque sí, debía ayudar a la Tierra y ser una mensajera, ¿pero cómo? Lamentablemente, no había un manual que me indicara los pasos a seguir, y eso me frustraba un poco...y cada vez que me pasaba eso, Horus decía: "Confía en el proceso".
Había veces que quería mandar al proceso a...
—¡Vamos, levanta el birrete!
El grito de Emma me devolvió al presente. Miré alrededor, y vi que todos estaban a punto de lanzar el birrete al aire. Hice una mueca, lo levanté, y me enfoqué en disfrutar este momento. Miré a mi derecha, en donde Emma estaba sonriendo; a mi izquierda, en donde Trevor estaba lanzando groserías, y no pude evitar sentirme feliz.
Grité junto a Emma, y cuando la cuenta regresiva terminó, tiré mi birrete al cielo junto con todos los demás. Miré cómo flotaba durante unos instantes, y sentí como una parte de mi vida se iba con él.
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Horus
Pertualangan¿Y si toda tu vida es una mentira? No todos los días te cruzabas con alguien como él: alto, musculoso, pelo negro, ojos de distinto color, uno azul y otro gris, labios perfectamente besables...y un total desconocido. -- Iris Deleed tiene una gen...