Capítulo 24: playa

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Me desperté porque alguien me chupó la cara. Sequé la baba con el dorso de la manga de mi chaqueta y giré la cabeza.

Me volvieron a chupar.

Gruñí. Si llegaba a ser Trevor, juraba que lo mataría. Con un poco de miedo, abrí un ojo y luego el otro.

Para mi alivio, me encontré con Ramón.

―Hola, Rami. ¿Cómo estás? ―le acaricié el lomo.

Emma y Trevor se encontraban durmiendo despatarrados en el sofá de enfrente. Trevor tenía la boca abierta y Emma estaba roncando.

Rasqué mi cabeza y me senté en el sofá, en el cual había dormido. Dustin seguramente se había ido a su habitación, y lo envidié un poco por dormir cómodo. Aunque bueno, por lo menos no había tenido que compartir sofá con Emma o Trevor.

Fui a la cocina a servirme un vaso con agua, y luego volví al salón. Prendí la tele en mute y puse la última peli en donde nos habíamos quedado. Comencé a verla, y de la nada, me vino el recuerdo espantoso del sueño de anoche.

¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío! Había soñado con Horus...y sus fantásticos abdominales y su poder de leer mentes. Me apoyé en el respaldo del sofá, con la respiración agitada, y comencé a mirar todo lentamente. No podía creer lo vívido que había sido ese sueño. La había pasado muy mal. Sobre todo, porque al final me había desmayado. Yo nunca me desmayé en toda mi vida... y ahora tenía una sensación horrible en la panza.

Suspiré y traté de relajarme. No podía estar tan paranoica por haber soñado eso. Debería hacer algo que me calmara la mente. Últimamente, le tenía miedo a todo, y era como volver al pasado.

Pero había sido tan real...

Tragué saliva y sacudí la cabeza. Había sido un sueño. Ya esta. Un sueño de lo más raro, sexy y espantoso...pero ya había acabado. Debía tranquilizarme.

Mientras todos dormían, sospesé mis opciones. ¿Qué era lo que más me relajaba? Baile, sin dudas. Pero era sábado, así que eso no iba a poder ser. Otra cosa era ir a mirar el río...pero no quería ir cerca de donde trabajaba Horus. El sueño me había dejado un muy mal sabor con respecto a él.

Piensa, Iris, ¿qué cosa te haría feliz?

Y como si hubiese salido un arcoíris, se me ocurrió la idea perfecta.

♥♥♥

La arena quemaba a mis pies y el sol estaba radiante. El verano era genial en estos pueblos, aunque llovía bastante. Acomodé mejor mi gorro y me volví a recostar en mi manta.

Convencer a Trevor de venir a Guiston me había costado solo cinco segundos. En cuanto pronuncié: "Hace calor, va a haber muchas chicas en bikini", Trevor sonrió y se levantó de un salto. Para colmo, Dustin iba a venir de igual manera a ver a su novia, por lo que vinimos todos juntos. Y por si fuera poco, como Alex se encontraba allí, Emma sugirió que en vez de hacer el plan original de su cita, en Mine Concect, podían ir a almorzar a un lugar cerca de las playas de Guiston. Así que, dos horas después de levantarnos, todos nos subimos al auto que compartían Trevor y Dustin, y nos vinimos hacia este maravilloso lugar.

Desearía venir más seguido. Las playas eran hermosas. La arena era casi blanca, el mar tenía un color celeste profundo y encima era agua caliente.

Había tenido razón de venir aquí. Aparte de ser un plan genial y que les había venido bien a todos (por suerte), mi mente se había despejado totalmente. Ya casi que no quedaban rastros del mal sueño. Amaba la playa. Y el hecho de que podía usar las gafas más grandes y más oscuras y parecer normal, ayudaba a que tuviera un aprecio especial por este lugar. De alguna manera, sentía que encajaba cuando estaba aquí.

HorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora