HATED FAME | YOONMIN

Veintiuno

- J -

Los días pasaron volando y he cambiado la fea bota por unas vendas elásticas. No debería hacerlo, pero la bota me da comezón. Ni siquiera puedo caminar bien con esa cosa. De todas formas intento no forzarme en hacer movimientos o caminar demasiado. El doctor me regañará por esto, pero me importa una mierda. Hoy no puedo andar por allí con esa cosa. Hoy es un día especial.

Veo a Yoongi al otro lado de la mesa repasando el menú con la mirada por tercera vez desde que estamos sentados aquí. Hoy yo fui el que lo invitó a comer, así que debe ser por eso que no sabe qué pedirse. Lo más probable es que esté eligiendo el platillo más barato.

- Ya sé lo que quiero – dice al fin. Ya no está con el menú en las narices como siempre, si no que lo tiene a una distancia normal porque tiene gafas puestas.

Y se ve increíblemente hermoso.

- ¿Qué cosa quieres?

- Quiero espaguetis – responde cerrando la carta.

Ya decía yo que pediría lo más barato.

- Yoongi, tú nunca comes espaguetis. Siempre pides carne, carne y más carne.

- Sí, pero ahora quiero espaguetis – insiste.

Llamo al mesero con la mano y cuando está a mi lado, pido nuestra comida.

- Quiero pollo con verduras, un plato enorme de carne de ternera, carne de cerdo asada, un poco de arroz, ensalada, ¿tiene carne al curry? – él asiente – pues también la quiero. Ah, y un plato de espaguetis. Yoongi, ¿qué quieres de beber?

Mi novio me mira boquiabierto.

- ¿P-Pero no será demasiado?

Es lo mismo que me pregunto yo cuando pide tanta comida para ambos como si fuera a alimentar un campamento.

- No. Yo quiero una soda de naranja, ¿tú?

- Yo un vaso de agua.

- Dos sodas de naranja y un vaso de agua – pido.

- Jimin – me llama entre dientes.

- ¿No quieres de naranja?

- De naranja está bien, pero...

- Entonces que sean dos de naranja, muchas gracias – le corto para dirigirme al chico que toma nota y desaparece rumbo a la cocina – Tengo mucha hambre.

- ¿Por qué pediste tanta comida? Ni te creas que te dejaré pagar todo eso.

- Como te atrevas a pagarlo te corto un brazo – amenazo cogiendo el cuchillo sobre la mesa – déjate de ser un terco. Siempre pagas todo y no me dejas nada.

- Ya te dije que me dejes a mí pagar todo, niño bobo.

- ¿Cómo que niño bobo? – le miro mal – No quieres comenzar una pelea ahora que tengo un arma entre mis manos, Min.

- Bien, bien... No quiero comenzar una pelea porque se trata de ti y ya – suelta un bufido – ¿Al menos tienes para pagar todo esto?

- Ya cállate y dime por qué te ves tan guapo con gafas.

Me tiene babeando desde que pasó a recogerme hace un rato. Se veía tan guapo con ese abrigo negro que descansa en la silla que está usando, un suéter azul oscuro y esas malditas gafas. Su cabello negro cae por el marco y entonces tiene que agitar la cabeza para apartarlo de su cara. Ese simple movimiento me saca miles de suspiros.

- Pensé que dirías que me veo como un tonto.

- Estaría mintiendo si lo hiciera – atrapo su mano por encima de la mesa – Te ves hermoso.