Encierro

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Narra Chisaki:

No tenía ni idea que hora era, pero Tomura había dicho que vendría por la mañana, casi no pude dormir, por no decir que no dormí nada, realmente le dispararon al policía, nunca creí ver algo así, es horrible, cómo saldré vivo de esto, realmente creo que moriré, entonces de qué vale seguir, debería morirme ya.

Sentí la puerta abrirse, y unos pasos bajar por las escaleras de madera, crujían.

Era Tomura, reconocí su borrosa silueta, el hombre se sentó en el piso y me miraba fijamente.

“Estás llorando, ¿Sabes?”

Lo que me dijo de esa forma tan apática y poco interesada era lo que menos quería oír, no quería pensar en que estaba llorando, me hacía enojar, así que me sentí impotente al no poder decir nada en contra de él.

Pasó su dedo debajo de mis ojos, cómo sacando las lágrimas de mi cara.

“Eres muy lindo, no deberías de llorar”

Ahora mismo mi mente no podía asimilar lo que acababa de decir, así que me quedé en silencio.

“¿Tienes frío?, Ayer no te dejé ninguna manta, sólo dormiste encima de un pelado colchón, y también veo que me obedeciste, estás usando esa ropa que te dí ayer”

Me sonrió, pero yo tampoco dije nada ese momento, prefería tratar de quedarme callado antes de escuchar mi voz quebrarse.

“¿Puedes decirme por qué estás llorando?”

Realmente no quería hablar, así que le negué con la cabeza, me miró y pude notar que se había enojado.

“Esta bien, sólo por eso hoy no vas a comer, si haces algo con esa actitud tuya, recibirás más privilegios”

Para mi no comer ya no era importante, era el primer paso hacia la muerte, ni tenía idea de cómo serían las cosas, en esos momentos creí que iba a morir y así terminarían las cosas.

Después de un mes y medio:

Desperté nuevamente en el mismo colchón en el sótano, una manta color negro me abrigaba y una pequeña almohada en mi cabeza, la puerta se abrió, quizás era Twice o Himiko, solían venir a dejar algo para comer.

Hola Kai, soy yo Himiko- dijo ella con una sonrisa amplia.

Eso lo sé, no soy ciego- le dije.

Jejeje- río ella.

Te traje un café con leche y pan con mermelada de mora- dijo ella enseñándome lo que trajo- Tomura prometió darte pronto un mejor desayuno y que te irías de este sótano.

Si es lo que él quiere- le dije.

Traje una caja de jugo de frutilla ¿Lo quieres?- me dijo enseñando la caja de jugo.

No, estoy bien con el café- le dije con una pequeña sonrisa.

Entonces yo me lo beberé, para acompañarte- me dijo Himiko.

Gracias, Himiko- le respondí.

No hay de que- dijo con esas sonrisas habituales de ella.

Cuando estaba terminando mi desayuno llegó Tomura, bajando las escaleras en silencio, ya me estaba acostumbrando a eso.

Kai ¿Terminaste tu desayuno?- me preguntó como si nada.

Si- le dije.

Entonces levántate y ven conmigo- me dijo y subió rápidamente las escaleras.

Himiko me ayudó a levantarme, subí las escaleras, pocas veces lo hize, cada semana tenía que bañarme, solía hacerlo todos los días cuando estaba libre.

Tomura me llevó al baño.

Báñate, aquí tienes shampoo, acondicionador, las toallas y tú ropa- dijo Tomura señalando todo respectivamente.

Pude notar que era la ropa que me había comprado Tomura la primera vez, la miré con un poco de ¿Nostalgia? No, más que nada recordé ese día que estube tan cerca de escapar de él, ahora era mucho más difícil, ni tengo esperanzas.

Me bañé y lloré en silencio, mientras el ruido de la ducha no me dejaba escuchar los pequeños sollozos que se me escapaban.

Me sequé con la toalla y me vesti con “esa” ropa, escuché que alguien tocó la puerta, abrí para toparme con Tomura dándome unos guantes desechables y una mascarilla.

Me los puse, le miré sin saber cuál era su plan ahora.

Nos iremos de viaje, a otra ciudad, toma, ponte “tú” abrigo- dijo Tomura, me dió ese abrigo que me había comprado y nunca usé, realmente sólo asentí, él me ayudó a ponérmelo.

Fuimos hacia la entrada, estaba Himiko, Twice y Dabi, seríamos 5 en el viaje.

Me quedé en silencio, subí al auto, conducía Twice, Dabi estaba sentado en el lado del copiloto, Himiko estaba sentado a mi lado derecho y Tomura a mi lado izquierdo.

“Este será el fin de tu encierro, te haz portado muy bien Kai, ahora tendrás más que simples privilegios como una manta y una almohada”

Entonces el motor sonó y el auto partió hacia nuestro destino.

Stockholm syndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora