Prologo

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Su boca, su cuello, su cuerpo tan sensual que con solo imaginármelo me vuelvo loco y sus ojos... Dios mío esos ojos verdes, donde me pierdo sin querer encontrarme.

Sé que no puedo ni mirarlo, que no debo, sé que está prohibido, que está mal. Precisamente es eso lo que despierta en mí una lujuria desenfrenada, que nunca había sentido por nadie.

Me atrapa que sea prohibido. El que no deba pero me muera de ganas por tocar, lo que lo hace más erótico y atractivo.

El corazón me late con fuerza cuando estoy con él, mi cuerpo reacciona cuando lo tengo cerca y no tengo control sobre mis impulsos. Adoro ponerlo a prueba cuando mis manos pasan por su figura. Pierdo la cabeza y no lo puedo evitar.

Tengo ganas de tenerlo debajo de mí gritando de gozo, pidiendo por más. Que grite mi nombre mientras se retuerce del más puro placer.

Hacerlo mío, que sea mío... Yo ya soy suyo.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora