XIII. sueños salVajes.

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Verónica

Ethan finalmente lo hizo.

Nuestros labios conectaron de una forma muy perfecta: comenzó de manera lenta, como si hubiéramos esperado demasiado por ese preciso momento para desperdiciarlo; disfrutando cada segundo de ello. El día en que finalmente nos besamos.

Experimenté sentimientos que nunca antes había sentido por otra persona.

Las cosas de a poco comenzaron a subir de tono, intensificándose lentamente los besos. Cada vez que nos separábamos volvíamos a juntar nuestros labios en busca de más. Ethan comenzó a meter sus manos debajo de mi camisa, aferrándose con fuerza a mi cintura; los besos aumentaron su velocidad, como si habíamos esperado tanto por ese momento como para seguirlo alargando.

Sus cálidas manos se desplazaron de a poco hacia arriba, quitando mi camisa. Recorrí con mis manos su firme espalda y lentamente me fui recostando sobre la cama; Ethan se quitó la camisa por sobre su cabeza y la arrojó a un costado para luego besar mi cuello. Mi espina dorsal se arqueó y mordí mi labio, él besó mi abdomen y subió nuevamente a mi boca. Se apartó por un segundo para quitarse el mono de pijama, por lo que quité cuidadosamente mi short negro.

Continuamos besándonos hasta que finalmente se apartó y me miró a los ojos como si me pidiese permiso para hacer lo que obvio estaba a punto de pasar. Asentí en respuesta, Ethan volvió a besarme el cuello.

—Levántate, ya es tarde —susurró, despegándose por un segundo de mi cuello para luego seguir besándolo.

— ¿Qué dijiste? —inquirí confundida, mi respiración estaba agitada.

Ethan se despegó de mí—. Que te levantes, ya es tarde —repitió y volvió a besar mis labios.

— ¿Tarde para qué?

— ¿Cómo qué para qué? —cuestionó, mirándome confundido—. Tienes que ir al instituto.

—Son las tres de la mañana.

Ethan me golpeó en la cara con una almohada, y al acomodarme el cabello me di cuenta de que era Courtney—. ¡Levántate que son las siete y media!

Me senté en la cama confundida y miré a mí alrededor, dándome cuenta de que sólo estábamos Courtney y yo en la habitación, estaba vestida y no había señales de que Ethan estuviera ahí con nosotras.

Miré la hora en mi celular dándome cuenta de que efectivamente eran las siete y media de la mañana del martes; todo por olvidar activar la alarma el lunes por la noche.

— ¡Mierda! —exclamé, agarrando la toalla y corriendo a la ducha.

—No habías bajado a desayunar y mi mamá me mandó a ver si todo estaba en orden —explicó Courtney, quien se quedó sentada en mi cama—. Por lo visto estabas muy ocupada en tus sueños, Calienrónica.

Lo único peor a que haya sido un sueño era que Courtney fue quien me despertó, y por lo visto hasta hablé dormida.

¡Trágame tierra!

—No seas estúpida Courtney —grité desde la ducha—. Estaba teniendo una pesadilla.

—Claro, una pesadilla caliente con Ethan —dijo, soltando una carcajada.

— ¡No digas estupideces, alguien podría oírte!

—Tu tranquis Veroniquita, tu sucio secretito no sale de aquí. Pero apúrate, porque Erick no saldrá de aquí sin Ethan y sin ti.

The Liars | COMPLETA | The Liars Saga l Libro 1 | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora