Quedaban 10 minutos por lo que me puse de pie frente al espejo y me arregle el cabello. estaba nerviosa pero al mismo tiempo asombrada. Quería romper las reglas por que nunca suelo hacerlo y esto me incitaba a seguir. Mi profesora se estaba convirtiendo en al misterioso y atractivo por eso no me negaba. Tome mucho aire y camine para salir del baño. Debía permanecer tranquila por que no me gustaba la idea de parce un caos de nervios frente a ella. Me complicaba caminar lento por que siempre he sido muy acelerada y la mirada de los profesores me perseguía pero era por que yo me auto-acusaba. Salí de la universidad y doble, mire hacia enfrente y a unos treinta paso míos estaba el auto de la profesora Laura. Inhale y cerré los ojos en forma de relajo. Que complejo. Avance hasta la puerta y ahí estaba ella. Presiono un botos y abrí la puerta con una sonrisa tímida. estaba escuchando Aerosmith y sus ojos me observaban directamente, luego saco una sonrisa y un suave ''Hola''.
-Hola - respondí- me gusta tu auto- mire cada rincón y puede escuchar su risita.
-Gracias- la mire y su mano estaba sobre el volante- vamos a almorzar- encendió el auto y mira cada movimiento que hizo, desde sus piernas hasta sus manos y dedos en el volante. Podía sentir el delicioso perfume en su piel mientras mis hormonas danzaban -¿como estuvo la clase?-pregunto mientras conducía-¿muy aburrida?-cruce el cinturón de seguridad y reí.
-Estuvo bien- respondí- estoy aprovechando las clases- ella asintió y luego de veinte minutos, llegamos a un restaurante bastante lindo y elegante. Subimos al segundo piso y nos sentamos junto a un gran ventanal con buena vista. Me sentía nerviosa con su presencia y me cohibía su mirada intensa que quemaba mis ojos. El mesero se acerco a nosotros y sonrió amablemente. Laura pidió un filete con verduras salteadas y yo decidí pedir un pollo con finas hierbas y papas saltadas con esencias. De solo leer mi pedido sentía rugir mis tripas. Deseaba que no fuerte.
-Y un botella de Douro Chryseia del 2011 por favor. apunto la carta de vinos y el mesero asintió. Me quede perpleja.
-No imagine que tuvieras conocimiento en vinos- comente- apropósito ¿puedo tutearte?- saque una sonrisa inocente y me la devolvió.
-Si tengo conocimiento en vinos por que mi hermano tiene una viña y si, puedes tutearme ahora por que no estamos en clases- sus ojos no se movían de los míos. Sonreí.
-Bien- respondí- es genial lo de tu hermano- ella asintió- debes ser su catador- moví los labios y el saco una sonrisa torcida que me derritió en segundos.
-Si pero no me excedo-burlo-¿que hay de ti?-pregunto entrecerrando los ojos.
-Me excedo de vez en cuando- respondí con la mirada fija en sus ojos verdes. Ella comenzó a reír y alce las cejas con duda -¿Que?-pregunte con un nudo en la garganta.
-Me refería a tus hermanos o hermanas- me explico y sentí que el calor de mis mejillas me haría estallar en menos de lo que revienta una ola. Tape mi cara con ambas manos y Laura comenzó a reír sin parar. ¡QUE MOMENTO!.
-bueno-hable luego de uno minutos mientras Laura se calmaba. Su risa había sido inevitable y me gusto. Me gusto verla reír con ganas y con sus arruguitas en los ojos al no poder contenerla. tengo una hermana de 15 años- respondí y sus ojos me escaneaban intensamente. Me sentía nerviosa.
-¿Es igual de acelerada que tu?-pregunto para molestarme y entrecerré los ojos haciéndola reír otra vez.
-No, ella es la versión clamada de mi- reí - Nos nos parecemos mucho- comente mientras mis dedos jugaban con mis anillos.
-Mejor- hablo- eres única- sus ojos me enviaban millones de corrientes eléctricas invisibles y lo único que había en mi cabeza eras halagos hacia ella. Sus ojos verdes matándome, sus labios al hablar, su voz, esas manos que se movían para explicar cosas y esos gestos irresistibles que solo ella poseía. No podía creer que pensaba esas cosas de mi profesor y no había forma de desechar aquellos pensamientos. El mesero llego con los platos y al primer segundo en el que vi mi plato se me hizo agua la boca, tanto como cuando veo a mi profesora y no podía negarlo. Tomo su copa y la acerco a mi -salud- sonrió ¡Vaya imagen que estaba frente a mis ojos!