El chirrido de las espadas, lanzas. Un sofoco de gritos. Sangre derramada sobre la tierra seca. Una constante lluvia de flechas que se precipitaban sobre la carne de los soldados. Cuerpos que yacían a lo largo del amplio terreno. Todo ruido chocaba contra las rocosas paredes de las montañas, provocando un eco perpetuo que atravesaba los oídos de lo más afligidos por la tragedia que allí se daba, y que muchos se habían visto obligados a testificar por ser servidores de su país.
-Señor.
El general de la tribu de la tierra veía con una sonrisa sesgada como sus soldados rebasaban a los enemigos; como comían terreno. Los hombres del equipo contrario caían sobre el campo en mayor cantidad.
-¿Qué sucede? -Lee Geun-tae asesinaba con destreza a todo aquel que osaba plantarle cara, sin ocultar la emoción que le provocaba el empuñar un arma y ser el centro de una guerra.
-Muy pronto obtendremos la victoria. Me han informado que las tropas enemigas han comenzado a retirarse.
-¿Ya? -El general lució cierto descontento. Pensó que aquel antiguo reino al que se enfrentaban tendría más aguante, pero era bastante obvio que su fuerza de combate era la de un principiante.
El reino de Raion (inventado por mí), había surgido hacía quizás un milenio y se mantenía muy alejado de Kouka, en otro continente, y era regido por el actual rey, Abelló. Dicho reino había proclamado la guerra y aunque muchos temieron por su poderosa fuerza militar y sus grandes logros a lo largo de los siglos, las tácticas de Soo Won habían logrado reducir a los suyos y con ello obtener la victoria.
La guerra se daba en un paraje desértico, considerablemente alejado del epicentro del reino y de su pueblo, lugar donde el ejército aguardó por la llegada del reino de Raion cuando los mensajeros les informaron de su repentina aparición, quiénes además de ser reconocidos por su extensa dinastía, también lo eran por sus repentinas conquistas, siempre practicadas con el uso de las armas y no de las palabras.
Así mismo, no eran tan sólo las tácticas de su rey y el esfuerzo de sus soldados lo que haría que el reino del dragón rojo obtuviera la victoria, sino también la importante participación de los cuatro dragones legendarios y el tan reconocido Bestia del Trueno, Hak.
-Serpiente albina, no te entrometas -Hak vio con sorna a su compañero tras chocar espaldas con él -Quizás ya deberías ir envainando esa garra, tienes las arrugas de un vejestorio en sus últimos instantes de vida.
Se hallaban entre un círculo de soldados, siempre en constante movimiento, derribando a una cadena de enemigos que no parecía tener final.
-¡Cállate! -Kija mostró un semblante de entera preocupación. Fácilmente se dejaba molestar por las bromas del guerrero -¡No soy yo el que está jadeando en este preciso instante! Además, le prometí a la princesa que te protegería.
Kija lanzó su enorme garra contra un grupo de soldados que se abalanzó sobre él. Iba a lanzar otra sonrisa de burla a su compañero, cuando el filo metálico de un arma rasgó su espalda y le obligó a doblegarse sobre sus piernas. Quizás sí eran sus jadeos los que escuchara. No era el primer corte que recibiera, pero sí el más profundo. Su vista había comenzado a nublarse.
-¡Vete a dormir, serpiente albina!
El rostro de Hak surgió tras un derramamiento de sangre, dejando a sus pies el último guerrero que le hiriera. Venía acompañado de la sonrisa burlesca que le caracterizaba, mas en sus ojos avistó genuina preocupación.
Qué patético. Se riñó Kija, masticando cierta frustración. Se suponía que debía de ser más fuerte. Que aquel poder debía de brindarle una dureza superior a la de un humano común, sin embargo, Hak seguía de pie pese a no poseer un poder milenario. Eran visibles los cortes en varias zonas de su piel, el destrozo de sus prendas, la fatiga, pero seguía en pie, en constante movimiento, agitando su lanza como si estuviera en una danza, como si aquella arma no pesara en lo más mínimo.
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Akatsuki no Yona ~ El color de un recuerdo
FanfictionAhora, Yona se halla donde se inició su aventura, en su antiguo hogar. Ahora gobernado por el que un día creyó ser el amor de su vida. Entonces, una guerra se presenta, amenazando la estabilidad del reino que tanto desea proteger. Se alzan las arm...