El choque de sus armas apenas era audible entre tanta violencia. Hak fijaba a su enemigo con seriedad, recibiendo una sonrisa divertida por su parte, como si no hubiera una gota de amor en su corazón.
—Realmente me convenciste de que no conocías a la pelirroja —comentó el príncipe tras el brillo de su arma, recárgandose en la de Hak —Incluso creí que no habías recordado nada.
El príncipe fue embestido. Hak ya no tenía ganas de conversar. Deseaba terminar aquella guerra lo antes posible y reunirse con la princesa. Conversar con los tan mencionados dragones. Regresar finalmente a su hogar.
—Dime, Hak —se rio al mencionar su nombre —¿Acaso conoces también a los dragones? Uno de ellos es especialmente interesante. No importa cuánto le cortes, él...
La lanza de Hak cortó con violencia el viento. Cans retrocedió, pero el filo del arma llegó a alcanzar su frente, formando un corte horizontal de la que pronto emanó la sangre.
—Vaya —la expresión del príncipe cambió abruptamente. Aquella lucha ya no le parecía nada divertida, y la presencia de Hak dejó de parecerle agradable —Estoy seguro que este corte me dejará cicatriz...
Sacó un pedazo de tela de entre sus ropajes y lo envolvió en su frente, sin apartar la mirada del guerrero que le fulminaba con sus fríos ojos azules.
Hasta aquel entonces, el príncipe había estado brincando, sacudiendo su arma como en un juego, soltando breves risas de vez en cuando, pero toda señal de diversión se había apagado bajo el escozor de su herida.
Actuó con parsimonia, como un léon rondando a su presa, atacando con prudencia. Estudiaba los movimientos de Hak con detenimiento, con el deseo latente de esparcir cortes a lo largo de su cuerpo. Deseaba hacerlo pedazos. Exterminarlo.
—¡No te entrometas!
Cans lanzó un ataque contra un soldado de su equipo que pretendió atacar por la espalda a Hak y lo empujó a un lado de una patada.
Sin mediar palabra observó a los soldados cercanos, lanzándoles una mirada de advertencia. Después siguió con su labor de rondar a su presa, el que no parecía cansado en lo más mínimo y se veía tan dispuesto como él de terminarlo.
Cans se lanzó en esa ocasión, empujando su arma contra el viento de forma amenazante. Hak esquivó el ataque habilmente, derrapando en la tierra. Trató de alcanzar una de sus piernas con el filo de su lanza, pero Cans dio un salto, esquivándole.
Sus armas chocaron varias veces. Las esquivaron. La locura seguía presente a su alrededor, pero ninguno constaba a nadie más, salvo al enemigo con el que combatían.
Una sensación gélida, advirtió a Hak que algo se tramaba a sus espaldas, por lo que dio un giro, llevándose por delante a un soldado que tuvo la intención de intervenir. Fue en ese entonces que Cans llegó a alcanzar su hombro derecho con el arma, produciéndole un corte severo del que se desprendió una grande cantidad de sangre.
—¡Lárgate de aquí!
Volvió a desprenderse de uno de sus hombres sin ninguna señal de piedad. Después observó fastidiado el hombro sangrante de su rival. Tenía mal aspecto, pero Hak no mostraba ninguna señal de dolor, como el especialista en el que se había convertido.
—¡Estamos a mano! —gritó al mismo tiempo en el que se producía a él mismo un corte semejante.
Un grito abandonó su garganta, atrayendo la atención de varios de los suyos. Después, una sonrisa de satisfacción surgió en sus labios.
Pese la gravedad de sus heridas, ambos siguieron combatiendo sin interferencias, como si el dolor no fuera un freno para ellos.
—¡Señor! —la voz de un soldado se alzó entre todo el escandalo.
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Akatsuki no Yona ~ El color de un recuerdo
FanfictionAhora, Yona se halla donde se inició su aventura, en su antiguo hogar. Ahora gobernado por el que un día creyó ser el amor de su vida. Entonces, una guerra se presenta, amenazando la estabilidad del reino que tanto desea proteger. Se alzan las arm...