Hacía mucho tiempo que no podían caminar en libertad, con miedo a ser reprendidos por un soldado. Allí no eran personas buscadas. Era como si hubieran apagado su pasado.
Chiasa abrió los brazos sin detener sus pasos. Si tan solo la guerra no estuviera tan cerca, amaría aquella libertad.
Cruzaban un pueblo entre las montañas donde el silencio reinaba. Podían sentir los ojos de los pueblerinos a través de las rendijas de sus hogares, preparados para atacar a cualquier intruso.
—¿Ya llegamos? —cuestionó Momo sentada sobre los hombros de su hermano, alzando el rostro tras una buena siesta.
—Todavía no —respondió Yona, esbozando una sonrisa. Apreciaba la conexión amorosa que se había formado entre ella y Hak.
—Ah... —suspiró con pesadez, dejando caer la barbilla sobre la cabeza del guerrero.
Siguieron avanzando en silencio. Yona veía a Hak por el rabillo del ojo cada cierto tiempo. Esperaba que él le abordara con preguntas acerca de su pasado, pero él no parecía estar muy interesado, o quizás estaba tratando de recordar por su propia cuenta.
—¿Está cansada, princesa?
Que Hak se dirigiera a ella tan de repente le descolocó el corazón. Cuando él la miraba sentía que volvía a ser aquella niña que se apenaba con tan solo un acercamiento por su parte.
—Ah, no. Estoy bien —comenzó a juguetear con los dedos de sus manos tras su espalda —Hak, ¿recuerdas algo sobre los dragones? ¿Y qué me dices de mamá Yoon?
Hak pareció meditarlo por un rato hasta que negó con la cabeza. Yona se guardó para sí misma el descontento.
—Apenas recuerdo su cabello rojo —cerró los ojos por un instante. Le proporcionaba un alivio cuando al abrirlos podía observar el cabello carmín de la princesa —Y también me parece que hubo alguna ocasión en la que te presté mi meñique para dormir.
—¡Sí, eso realmente sucedió! —los ojos de Yona resplandecieron de la emoción —Estaba asustada después de haber tenido una pesadilla y te pedí que me acompañaras hasta que me durmiera.
—Ya veo.
Yona se detuvo abruptamente, anonadada por la hermosa sonrisa que Hak le había mostrado.
Él comprendió el cese de sus pasos y la buscó con la mirada. Sus miradas se fundieron, dejando al margen a cualquier otro ser. Apagando el paisaje que los rodeaba.
—Princesa Yona, ¿podría relatarme sobre el pasado?
Una sonrisa se columpió de sus labios.
—Sí, por supuesto.
El camino pareció menos arduo en compañía de la dulce voz de Yona. Hak prestaba absoluta atención a las historias que Yona le relataba. Historias dónde él estaba presente pero no podía ubicar en su memoria.
Sus relatos prosiguieron incluso entre comidas, entre descansos. Yona no parecía cansarse. Sonría. De vez en cuando reía. Otras su rostro expresaba tristeza. Su rostro se convirtió en un arcoíris de expresiones.
-—Lo lamento, princesa. No debí dejarla sola.
Yona se detuvo en seco y observó la mano que el guerrero retenía entre las suyas. Su corazón volvió a convertirse en el galope de un caballo.
—No, no te disculpes, Hak. Te agradezco que estés vivo —dos lágrimas traicioneras escaparon de sus ojos.
Estaban solos bajo la oscuridad de la noche, apenas en compañía del uno y del otro, pausados junto a un pequeño riachuelo.
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Akatsuki no Yona ~ El color de un recuerdo
FanfictionAhora, Yona se halla donde se inició su aventura, en su antiguo hogar. Ahora gobernado por el que un día creyó ser el amor de su vida. Entonces, una guerra se presenta, amenazando la estabilidad del reino que tanto desea proteger. Se alzan las arm...