Flashback
Becky por fin se había dormido sin mucho guerrear y Tony regresó con Ziva al sofá quien miraba sin ganas un programa enlatado de hacía años.- Ziva, ¿qué tienes que hacer los próximos cincuenta años?
Le miró con sorpresa reflejada en la cara mientras cogía el mando de la televisión para apagarla.
- ¿Me estas pidiendo...?
- Sí- confirmó mirándola con una enorme sonrisa dibujada en la cara- ¿Qué me dices?
- ¿Tenías que usar una película para hacerlo?- preguntó Ziva.
- No te pongas gruñona. Solo dime sí o no, preferiblemente decantándote por lo primero
- Al menos tendrás algo que darme. ¿O también me tengo que conformar sin anillo?
Tony sacó de su pantalón una cajita de terciopelo rojo y se la entregó. Ella ni siquiera la abrió, solo le miraba con una sonrisa ladeada y los brazos cruzados.
- ¿Ya está?- preguntó arqueando las cejas.
- No me obligues a hacerlo- le suplicó Tony- Sabes que no soy de esos.
Ziva se puso de pie, le sostuvo la mirada con la sonrisa aun en su cara hasta que finalmente Tony le arrebató la cajita y se arrodilló en el suelo.
- ¿Quieres casarte conmigo?
- ¡Siiiiiiiiii!
Ambos se giraron para ver a su hija asomando la cabeza por la puerta tapándose la boca con una manita.
- Lo siento- se disculpó Becky avergonzada por su efusiva intervención.
- Eres una chica preciosa pero estaría muy raro que tú y yo nos casáramos- bromeó Tony.
- Vuelve a la cama- le pidió Ziva entre risas.
- No hasta que contestes a papá- dijo ella cruzándose de brazos indicándoles que pensaba llevar a cabo su amenaza.
- ¿Qué contestas, Ziva?- le preguntó Tony de nuevo.
- Ya has oído a la niña- contestó Ziva sonriéndole de oreja a oreja.
Tony se levantó y la besó deslizando el anillo por el dedo mientras la niña daba grititos de alegría saltando a su alrededor.
- Quiero verlo, mami- dijo la niña tirando de la mano de su madre hasta terminar con la nariz pegada al anillo- Lo escogí yo, ¿te gusta?
- ¿Con qué lo escogiste tú, eh? Por supuesto que me gusta.
Ziva se quedó mirando el anillo bajó la mirada sospechosa de Tony.
- Ni se te ocurra echarle el aliento para comprobar si es de verdad.
***
Apartamento Tony y Ziva
Rebecca estaba terminando su desayuno mientras Tony recogía las cosas que necesitaba la niña para el colegio.Era el primer día que ambos volvían a sus tareas cotidianas. Gibbs le había dado una semana que cogió con agradecimiento, aprovechando esos días para estar con su hija, intentando que se hiciera a la idea de que a partir de ahora serian solo dos. Y ya de paso acostumbrarse él también.
Estaba a punto de abrir la puerta que daba a la calle cuando la niña le rodeó con sus bracitos la pierna izquierda impidiéndole andar.
- Cariño, vamos a llegar tarde- le dijo Tony.
