Sala común. NCIS
Una mañana tranquila llena de papeleo atrasado McGee y Abby se plantaron frente al escritorio de Tony mirándose fijamente. Tony intentó ignorarles pero se terminó hartando, profirió un bufido de frustración y levantó la vista de los papeles que estaba revisando para devolverles la mirada.- ¿Qué?- preguntó irritado.
- Tienes que cambiar de actitud- le dijo Abby.
- Me gusta mi actitud- contestó Tony- ¿Qué es lo que no os gusta?
- Vienes, te sientas aquí, te vas temprano...
- Tengo una hija de la que ocuparme solo, por si no lo recordáis- contraatacó Tony a la defensiva.
Abby levantó un dedo al aire para indicarle que se mantuviera en silencio mientras hablaba.
- No me interrumpas. Te vas a casa y después te pasas la noche lamentándote de ti mismo.
- ¿Esto es por una enana cotilla?
- No culpes a la niña, solo está preocupada- le recriminó McGee.
- A este paso vas a terminar pareciéndote a...- estaba diciendo Abby cuando dejó de hablar de golpe- ¿Está detrás, no?
- ¿A quién, Abby?- le preguntó Gibbs dirigiéndose a su escritorio.
McGee volvió a su escritorio con rapidez antes de que su jefe decidiera obsequiarle con una colleja mientras Abby se quedó frente a la mesa de su compañero.
- No hemos terminado contigo- advirtió Abby a Tony antes de marcharse hacia el ascensor para bajar a su laboratorio.
***
Apartamento Tony y Ziva.
Sábado por la mañana, Rebecca estaba en la cocina tomándose sus cereales del desayuno sin dejar de mirar el reloj de pared mientras movía las piernas con nerviosismo. Tony la observó preguntándose qué era lo que inquietaba a su hija.- ¿Qué estás tramando?- le preguntó finalmente con una sonrisa ladeada.
- Nada- contestó con demasiada rapidez la niña.
- Becky, soy un gran investigador y además mentir a tu padre está muy feo.
El timbre de la puerta sonó. Fue hasta allí a abrir y se sorprendió al encontrar en el descansillo a Abby y McGee cargados con dos enormes bolsas cada uno.
- ¿Qué hacéis aquí?
- Limpieza general- informó Abby entrando en el apartamento seguida de McGee, sin esperar una invitación.
- ¿Limpieza de qué?- preguntó desconfiado.
- De las cosas de mamá- dijo la niña asomándose desde la cocina.
- Ni hablar- negó con vehemencia Tony- Las cosas de Ziva se van a quedar donde están.
- Tienes que tirarlas.
- Hoy no es un buen día- dijo Tony.
- Nunca es un buen día. Han pasado ocho meses y aún lo tienes todo guardado ¿de qué te sirve?- le preguntó Abby sin dejarle continuar hablando.
- No va a volver- añadió McGee tentando la suerte.
Tony suspiró y levantó los brazos en signo de rendición. Era el peor día que podían haber escogido pero parecía que ninguno lo recordada y no quería hacerlo, si no empezarían con las charlas.