Apartamento Tony y Ziva
Ziva entró en el cuarto de su hija y como cada noche ella ya estaba bajo las sábanas esperándola con una sonrisa dibujada en la cara y uno de sus cuentos preferidos en la mano.- ¿Qué vamos a leer hoy?- preguntó Ziva cogiendo el libro y sentándose en el borde de la cama.
Becky jugueteaba con los rizos de su madre emocionándose con la historia a pesar de haberla escuchado decenas de veces. A Ziva siempre le hacía sonreír verla así. Le recordaba las noches de invierno viendo "Que bello es vivir" con Tony viéndole y repetir las frases sin parar.
- Buenas noches cariño.
- Te quiero mami- dijo la niña adormilada.
- Yo también te quiero.
Tony las miraba desde el marco de la puerta sintiéndose el hombre más feliz del momento, como si se hubiese escapado de una de las películas de su hija donde a todo el mundo parecía irle de maravilla.
Habían pasado diez meses desde el cumpleaños de Rebecca, fecha en la que decidieron contarle que mamá y papá vivirían juntos.
Cinco meses desde que Tony había hecho su chapucera propuesta de matrimonio que Ziva había aceptado.
Y tres meses desde que se hartaron de esperar y organizar, movieron algunos hilos y una tarde después del trabajo se presentaron en el juzgado.
La niña por fin se durmió y tras darla un beso de buenas noches y apagar la luz salió con Tony al salón.
- ¿A mí también me quieres?-preguntó Tony.
- Tal vez- dijo Ziva con picardía- ¿Te lo has ganado?
- He preparado la cena.
- ¿Encargar comida china por teléfono es para ti preparar la cena?- le preguntó Ziva burlona arqueando las cejas.
- Por supuesto. Reconócelo, soy el marido ideal- dijo Tony rodeándola por la cintura.
- Demuéstramelo- dijo tirando de él hacia el dormitorio.
***
Tony se derrumbó exhausto en la almohada intentando recobrar el aliento, mirando a Ziva con una sonrisa y acercándola a su cuerpo.
- Primero ¿por qué nunca habíamos hecho esto antes? Y segundo, ¿dónde aprendiste a hacerlo?
- A lo primero no sé, supongo que no había surgido. A lo segundo ten por seguro que no quieres saber la respuesta.
- Tienes razón- dijo besándola- ¿Qué vas a hacer en ese fantástico día libre que tienes?
- Es una sorpresa- contestó Ziva poniendo voz de misterio.
- Vamos, cuéntamelo- dijo depositando besos por su cuello.
- Una técnica de interrogatorio inútil, pero puedes seguir que no me molesta.
Frustrado Tony alargó la mano para apagar la luz pero Ziva le frenó.
- Tengo que dormir. Tú tendrás el día libre pero a Gibbs no le hará ninguna gracia que me quede dormido en la mesa.
- Vaya con el abuelito, que ya no aguanta una noche de juerga- dijo en tono de burla.
- ¿Abuelito?- preguntó Tony picado- Vas a ver que no soy ningún abuelito.
***
Navy Yard. NCIS. Sala común