Los Ángeles
El vuelo había salido con retraso para su desesperación, pero una hora después de lo previsto allí estaba, con el coche aparcado frente a un edificio blanco de grandes cristaleras. Comprobó de nuevo que coincidiera con la dirección que le había dado Abby.
Le había resultado irónico que esta fuera la oficina de una ONG en la que aparentemente Ziva trabajaba. Aun no sabía porque había dado esa dirección en vez de una casa. Esperaba averiguarlo pronto.
Subió en ascensor hasta la décima planta y salió a una pequeña recepción donde una chica rubia oxigenada le recibió con una sonrisa que parecía permanente. Pensó que al final del día la pobre mujer debería tener dolor de cara.
- ¿Puedo ayudarle en algo?- preguntó con voz eficiente.
- Sí, soy agente federal- explicó enseñando su placa- Estoy buscando a Liza Ford.
- Se ha marchado temprano- aclaró ella- ¿Ocurre algo? ¿Es por su marido?
- ¿Qué pasa con su marido?
- La maltrataba, por eso vino a Los Ángeles- dijo ella en tono confidente.
Le pareció hasta cómico la idea de que un hombre pegara a Ziva y pudiera sobrevivir para contarlo pero como coartada era perfecta. En caso de que algún tipo llegara con preguntas sospechosas supondrían que era el marido y llamarían a la policía.
- ¿Puedo echar un vistazo a su mesa?
- ¿Trae una orden?- preguntó la chica.
- No, solo es una pequeña inspección, seguro que a Liza no le importa- le dijo guiñándole un ojo.
- De acuerdo. Pero solo eche un vistazo, no toque nada- le pidió ella.
Le acompañó hasta el despacho y con una última mirada recelosa se marchó a atender una llamada a su puesto.
Era un despecho pequeño con una mesa en lateral con dos sillas, una planta alta al lado de la puerta y un gran mapa en la pared. Por lo demás ninguna fotografía significativa.
La mesa estaba llena de papeles y carpetas pero nada que pudiera servirle para averiguar dónde vivía. Abrió el primer cajón con material de oficina. Cuando estaba a punto de cerrarlo un sobre blanco llamó su atención.
- ¿Qué está haciendo?
Tony se sobresaltó al escuchar a la recepcionista tras de sí lanzando el sobre al otro lado del despacho. Ella fue más rápida y lo recogió sacando su contenido.
- ¿Quién es usted?- le preguntó ella- Cuénteme la verdad o llamare a la policía
