GUARDIAN'S LOVE I; SEGUNDO LIBRO DE LA TRILOGÍA "YOU"
Era imposible que un ser humano estuviera tan roto, que lo hubieran lastimado tanto como él se sentía en esos momentos de pena. Barry Allen consiguió derrotar a uno de sus peores enemigos con in...
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»43. Un frío plan. «
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—PRECIOSA...
Aquel susurro se desliza por su oído mientras un cálido aliento le calienta la piel descubierta del cuello, a la par en que siente como unas grandes manos se enredan en su cabello, haciéndole tiernos mimos que pretenden despertarla de la manera más delicada que puede. Entre abre un ojo y lo cierra al instante, sintiéndose incapaz de levantarse cuando apenas había logrado conciliar el sueño después de pasar horas preocupada hasta la medula, pensando en aquello que tendría que pasar ese mismo día.
—Mi vida, despierta —continúa murmurándole.
Kailan suelta un quejido, removiéndose entre las cobijas cuál niña pequeña. Él sonríe un poco, casi burlándose de ella por lo bajo—. Amor, recién había logrado dormir un poco.
—Lo sé, estamos en las mismas... Pero necesito que veas algo.
—¿Ahora?
—Justo ahora.
Kailan suspira y se resigna a abrir los ojos para encontrarse justamente con la mirada de Barry y una sonrisa pequeña y adorable adornándole los labios. Ella imita el gesto, sin poder ni querer evitarlo, y se acomoda en la cama, sentándose delante de él antes de tallarse los ojos con suavidad. En cuanto ella parece haber perdido el aire somnoliento, Barry señala la pequeña terraza del apartamento con la cabeza antes de extenderle la mano, gesto que ella acepta, dejándose guiar por el pasillo hacia afuera, donde una broza cálida los recibe. Ahí, se encuentra con una manta extendida en el suelo, una pequeño candelabro encendido justo en medio y un poco de helado servido en pequeñas copas decoradas, con pétalos de rosas extendidos a lo largo de la tela. Kailan lo mira feliz, pero extrañada, y él saca de sus espaldas un ramo de tulipanes color durazno que desprenden un delicioso aroma, uno que rápidamente llega a las fosas nasales de Kailan.
—Para ti.
Kailan ríe levemente, encantada—. ¿Qué es esto? ¿Qué hora es?
—Las doce con tres, pero creo que es el momento perfecto para decirte algo.
