GUARDIAN'S LOVE I; SEGUNDO LIBRO DE LA TRILOGÍA "YOU"
Era imposible que un ser humano estuviera tan roto, que lo hubieran lastimado tanto como él se sentía en esos momentos de pena. Barry Allen consiguió derrotar a uno de sus peores enemigos con in...
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»38. Tour del Futuro. «
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—¿DUELE MUCHO?
Barry niega con la cabeza al ver a Kailan aproximarse a ellos, por detrás de Vincent. La pelirroja suspira—. Lo siento, debí de-
—Basta, no fue tu culpa —Barry se coloca de pie cuando Vincent termina el vendaje y se acerca a ella para acariciarle las mejillas—. Nos tomó desprevenidos a todos. Además, ya estoy bien. En dos minutos esta marca desaparecerá y la venda será de puro adorno. ¿Cierto, Vince?
El peliplatinado asiente, aún morándose decaído. Se notaba pálido, su piel casi asemeja el color de su cabello y no deja de temblar, cada vez más agresivamente; fue una suerte que pudiese vendar la herida de Barry sin problemas. Kailan se escabulle de entre los brazos de su humano y se acerca a Vincent para envolverlo en un abrazo, y aún cuando él intenta apartarla al removerse en su lugar, termina por rendirse ante los brazos de su mejor amiga. Era reconfortante, más aún sabiendo que ella seguramente estaba utilizando sus poderes para tratar de calmarlo un poco, pero la realidad era que no podría estar tranquilo hasta recuperar a Caitlin, su Caitlin, y lo peor era tener la sensación en el pecho de que eso no pasaría pronto.
—¡Hey! —Cisco se aproxima a la pequeña enfermería del córtex, buscando furioso a Vincent. Kailan se separa del velocista y mira al rizado con mala cara—. ¡Eres un idiota!
Kailan frunce el ceño y da un par de pasos hacia adelante—. ¡Cisco, cállate! —brama.
—¡No! —grita de vuelta y se inclina para mirar a Vincent—. ¿Qué te parece si la siguiente vez que decidas liberal al demonio dentro de mi mejor amiga lo haces en, no sé, ¡julio!?
Un borrón platinado pasa a su lado y la despeina, y al siguiente instante Cisco está en el suelo, mientras Vincent, con los puños apretados y las aletas de su nariz moviéndose agresivamente, lo mira desde arriba, furioso. Lo había tacleado.
—No hables más —sisea—. No iba a quedarme ahí sentado, viendo cómo el amor de mi vida moría.
