GUARDIAN'S LOVE I; SEGUNDO LIBRO DE LA TRILOGÍA "YOU"
Era imposible que un ser humano estuviera tan roto, que lo hubieran lastimado tanto como él se sentía en esos momentos de pena. Barry Allen consiguió derrotar a uno de sus peores enemigos con in...
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»23. Recolectora. «
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LA NOCHE ANTERIOR había sido bastante abrumadora, y no por el hecho de tener a Barry Allen durmiendo en su sofá mientras ella disfrutaba de la comodidad y calidez que su cama le ofrecía. No. Entre pesadillas, llamadas perdidas de Julian Albert y demás pensamientos tortuosos que vagaban en su cabeza, Kailan a penas y había logrado conciliar el sueño justo a tres horas antes de tener que levantarse para sus obligaciones diarias, esas que había dejado algo descuidadas por tener la cabeza en otros lados. Después de pasar a los laboratorios simplemente para asegurarse de que H.R. se encontrase bien y que no necesitaran tan temprano su ayuda, había tomado camino en dirección hacia la firma de su familia, donde se encontró a Vincent Weasley atiborrándose de café dentro de la sala de comida en unas condiciones extrañamente similares a las suyas. A penas se ven, ambos sonríen a medias, luciendo como un par de bobos somnolientos, y ella prácticamente corre hacia él para que el velocista se apresurarse a compartirle de aquella bebida humeante pero apetitosa.
—Buenos días, Kai. —Saluda en un tono cantarín algo apagado.
—Buenos días... Vince. —Responde en medio de un travieso bostezo, acercándose después la taza llena de café a sus labios con urgencia.
—Parece que alguien no tuvo una buena noche. —Canturrea con la voz cansina, encorvándose en su lugar.
—Y que lo digas, aunque puedo decir lo mismo de ti, Weasley. —Lo mira con los ojos entrecerrados y una sonrisa ladina somnolienta—. ¿Desembuchas primero tú o luego yo?
—Kailan... Te odio. —La pelirroja ríe cuando el otro ha caído en la cuenta de su pregunta mal formulada y quizá algo tramposa. Carraspea mientras la ve darle un sorbo a su bebida—. ¿Qué piensas sobre lo que tenemos Caitlin y yo?
—Pienso que son unos melosos de mucho cuidado, y que tal vez deberían de ser más discretos al momento de querer tener ratos de intimidad si lo que pretenden es que nadie los atrape en medio de sus cursilerías. —Las mejillas de Vincent se colorean inevitablemente y le es imposible a la otra no soltar una risita burlona ante aquel gesto—. Pero míralo nada más, es tan adorable que se sonroja ante el simple pensamiento de su dulce chica. ¿Podrías ser más tierno?
