La única sonrisa que había recibido al llegar aquel estúpido aeropuerto fue la de Victoria. Kaname lo arrastraba del brazo con enfado, había querido resistirse a su agarre, pero la dosis que se había aplicado por la mañana no se lo había hecho imposible. El moreno había irrumpido en el baño de la habitación del hotel en el momento exacto en que la droga comenzaba a entrar en su sistema y su reacción no había sido para nada afable... solo diría que la cuenta de reparaciones del hotel le saldría probablemente muy cara. Kaien le recibió con nada más que preocupación, mientras que Alucard se limitó a guiarlos al Jet privado.
-Bien, vamos a aclarar un par de puntos- Pronunció el antiguo vampiro cuando ya se encontraban en el aire –No voy a ejecutar la orden de destrucción de mi señora, siquiera la reina misma lo ordene- Los cuatro acompañantes guardaron su sorpresa ante aquella afirmación -Sin embargo Zero, no soy la única amenaza que tiene Hellsing para ti y no puedo asegurar tu bienestar si vuelves a escaparte, desde ahora limítate a ir acompañado- El peliplata le miró con furia, él no era un niño pequeño
-Soy capaz defenderme por mi mismo gracias- Respondió con la voz cargada de odio
-Zero...- Cross le miró con ojos suplicantes, el peliplata solo pudo suspirar rendido.
-Hare lo que pueda- Respondió finalmente
-La situación se complicó algo más, por la noche vimos gente del vaticano- El tono de Kaname había sido frio y apacible pero el ojiamatista sabía que seguía enojado.
-¿El vaticano? ¿En territorio protestante?- Cross miró a Alucard incrédulo
-Los límites políticos de defensa se han hecho difusos con la retrocesión de la religión Kaien. La competencia por ser los primeros en completar una cacería se ha acentuado en los últimos años. Es difícil mantener la soberanía de Hellsing fuera de Gran Bretaña- Explicó el sangrepura.
-No hay demasiada actividad sobrenatural de la que tengamos que hacernos cargo, a excepción quizás de la primavera Rusa- Añadió Victoria -y aquello si es territorio de nadie-
-¿Hombres lobo?- Inquirió Kaname con curiosidad
-Si, las primaveras son cada año más problemáticas en las fronteras- Señaló la rubia.
Alucard se aclaró la garganta para dejar en claro que no era momento para hablar de ello -No me cabe duda de que si has vivido con Kaien tu capacidad como cazador debe ser excelente. Sin embargo, es necesario que aprendas a utilizar tus destrezas como vampiro si queremos mantenerte vivo, los inquisidores que enviará el vaticano cuando se enteren de esto estarán muy preparados para enfrentarte como cazador- Zero le miró extrañado
-No tengo capacidades más allá de lo que un vampiro común tendría- Aclaró el peliplata. El rostro de Alucard mostro su cansancio, aquello sería más difícil de lo que había pensado.
-Tus capacidades regenerativas están adormecidas por la heroína, no quieres que Kuran tome su posición como tu guardián y no sabes lo más mínimo sobre tus habilidades como vampiro o como sacrificio...- Respiró hondo intentando encontrar cordura entre sus pensamientos, quería y desgarrarle los brazos para meterle la sangre a Kaname por la garganta y acabar ya con el problema.
-Victoria te ayudará con tus poderes- Sentenció. La aludida formó una sonrisa ante las palabras de su amo. No comprendía por qué pero estar cerca del peliplata le llenaba de un sentimiento de felicidad, era de alguna forma como volver a su infancia.
-Es como hablar con una pared- Reclamó el cazador enterrándose en su asiento. Alucard rio divertido ante el comentario.
-La noche que te encontré, usaste tus poderes sin darte cuenta- Respondió mientras desabotonaba las mangas de su abrigo descubriendo sus muñecas -Al parecer eres una caja de sorpresas Kiryuu Zero- el peliplata recordó como en un intento por defenderse había posado sus manos en los antebrazos del vampiro sintiendo una extraña corriente en la palma de sus manos.
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Till the sun sets in the east (KaZe)
FanfictionZero estaba solo, le habían abandonado y rechazado, lo había perdido todo. Tuvo que dejar atrás muchas cosas, sus miedos, su odio, su identidad, para aprender que la vida a veces de una forma intrincadamente dolorosa le entregaba una nueva oportuni...