XIII. Give me a Chance

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-¡Mierda!- Zero tuvo que contenerse para no romper la computadora con un golpe. Había cometido un error estúpido y su trabajo de las últimas dos horas había desaparecido en un parpadeo sin posibilidad de ser recuperado. Maeve a su lado se revolvió incomoda.

-Rayos... eso es duro- El cazador paseo sus manos por su cabello en una acción desesperada -Deberías irte a casa Zero y descansar un poco- Sugirió la chica con algo de temor, su amigo solía ser muy exigente con su trabajo y estaba pasando por una mala racha los últimos días. El inicio del segundo semestre lo había pillado, por lo que podía ver, en un mal momento.

-No, estoy bien quiero avanzar en esto- Respondió estirando los músculos, preparándose mentalmente para volver a iniciar. La amable mano de Maeve en su hombro le detuvo.

-Zero, estas distraído y frustrado. No puedes ponerte a diseñar en ese estado ¿por qué no vas a dar una vuelta por la ciudad? Tienes que distraerte o tu estado va a verse reflejado en tu entrega- El peliplata soltó un fuerte suspiro... Maeve tenía razón, pero por otro lado, quería trabajar. Necesitaba trabajar para mantener su cerebro ocupado -¿Quieres hablar de lo que te preocupa tanto?-

-No...- Respondió suavemente cerrando su laptop -Pero tomaré tu consejo y voy por un paseo, gracias por preocuparte Maeve-

-Eh ¿si no para qué estamos lo amigos?- La castaña le dedico una sonrisa que intentaba transmitirle algo de ánimo.

Zero salió del campus a paso lento, no quería ir a casa. Kaito estaba de viaje y no le apetecía estar solo. Kaname aún tenía clases por el resto del día y no estaba seguro de querer estar con él tampoco. Terminó paseando por las calles nevadas de Edimburgo. Le entretenía ver a los turistas, los hombres tocando Gaita con el atuendo tradicional a pesar de que el invierno estaba en su etapa más cruda, el movimiento fuera de los bares.

-¡Mamá mira! Ese chico tiene el pelo del color de la Luna- El niño a un par de metros de distancia captó su atención.

-Cariño, no debes apuntar a las personas de ese modo- La mujer le dirigió una mirada a modo de disculpa, respondió con una sonrisa quitándole importancia al asunto.

Les observó mientras se alejaban caminando... Ese niño, no debía tener más de 4 o 5 años. Su cabello oscuro le recordaba el de Kaname. El estomago se le revolvió con ese pensamiento.

Un mes, había pasado un mes desde aquella noche. A la mañana siguiente Kaname había conseguido comprar la pastilla del día después, pero el no era una chica y los fármacos en los vampiros tendían a ser menos efectivos. Solo para estar seguros había tomado doble dosis... las nauseas y el dolor de cabeza habían sido horribles.

Aún con todo el esfuerzo realizado, Zero no podía estar tranquilo. Tenía un pésimo presentimiento instalado en la mente. No había tenido ningún cambio aparente en su cuerpo y si bien tenía algo de nauseas, su estómago siempre había sido bastante proclive a desestabilizarse junto a su estado emocional. Por lo que las ganas de vomitar de los últimos días, en su caso, podían no indicar nada. Al menos, eso esperaba.

Su teléfono vibró en su bolsillo, lo sacó sabiendo de antemano de quién se trataba.

*Kaname: ¿Estas bien? Tengo el estómago tenso.

*Para K: Estoy bien, solo pienso en lo mismo que llevo pensando las últimas 4 semanas. No es nada, pon atención en clases bastardo.

*K: Deja de darle tantas vueltas, hicimos todo lo que teníamos que hacer y estoy seguro de que funcionó. ¿Algún día dejaras de decirme bastardo? Duele.

*Para K: Solo tengo un mal presentimiento, pero tienes razón deben ser solo ideas mías. No, no lo hare. Bastardo <3.

*K: Quedate ya tranquilo, incluso si no hubiese funcionado... tener un pequeño tú rondando cerca no se me hace tan mala idea.

Till the sun sets in the east (KaZe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora