Los campos verdes de Inglaterra parecían interminables incluso desde el andar veloz del tren. Encendió por milésima vez la pantalla de su celular solo para corroborar con decepción que no tenía ninguna notificación pendiente.
-Como continúes revisando tu celular cada dos minutos vas a hacerme enfermar, si quieres hablar con él solo llámalo- Kaito se sentó frente a él extendiéndole el refresco que había ido a comprar a la maquina expendedora del vagón.
-No es tan fácil- Reclamó hundiendo su mirada en la ventana
-Si, si lo es. Te mueres por hablar con Kuran, estoy muy seguro de que él se muere por hablar contigo. Llámalo y dejen de hacer un drama de su vida amorosa- El mayor tomo el mentón de Zero obligándolo a mirarle -En serio, no sé cuál de los dos es más testarudo-
-Callate Kaito- Se soltó del agarre y dio un sorbo a su bebida -¿Tú desde cuando estas tan a favor de mi relación con Kaname?- Preguntó con curiosidad.
Su hermano y el sangre pura habían comenzado su relación con una clara rivalidad. Cuando comenzaron a trabajar juntos las asperezas se habían limado hasta el punto en que habían entablado una extraña amistad. Pero Kaito siempre se había mostrado más emocionado por que Zero saliera con otras personas.
-Desde que los veo ser desdichados... y patéticos. En serio, me van a enfermar- Contestó con molestia.
-La última vez que lo vi las cosas no salieron bien-
-Las cosas nunca salen bien con ustedes dos- Kaito tomó aire y acomodó su postura, como si fuera a hablar con un niño pequeño y tuviese que reunir toda la paciencia del mundo para poder hablar en términos que pudiesen ser comprendidos -Su relación empezó patas arriba. Las personas generalmente crean un nivel de intimidad antes de lanzarse a tener sexo... bueno cuando no es algo de una noche. Ustedes hicieron todo lo contrario. Cuando por fin comenzaron a conocerse tú metiste la pata con Rin y todo se fue al carajo en el cumpleaños de Kuran. Desde ese momento ni siquiera han sido capaces de hablar-
-Hey, hemos hablado muchas veces después de eso- Reclamó el peliplata
-Me refiero a que no se han sentado a hablar del tema. Han hecho como si nada hubiese pasado-
-Bueno, no ha surgido el momento... no sé si él quiera hablarlo, no quiero presionarlo- Kaito tiró de sus cabellos con desesperación
-¡Dios! Son las mismas palabras del bastardo, ustedes son absolutamente idénticos. Si no fueran así de idiotas no tendría por qué hacer de doctora corazón- Zero abrió los ojos ¿Kaname estaba preocupado por presionarlo con el tema?
Miró nuevamente la pantalla de su celular. Aún nada, Kaname había llegado a Inglaterra desde Japón hace tres días y aún no tenía noticias de él. Había decidido viajar a Londres con la excusa de visitar a Yagari que volvía de una de sus misiones de la asociación, además las clases de segundo año no comenzarían sino hasta dos semanas más, tenía tiempo para desperdiciar en la capital.
Pero lo cierto es que solo quería ver a Kaname. Había sido un mes duro sin su presencia asfixiante. De hecho, todo el verano había sido una mierda. Después de su cumpleaños pasaron un mes sin dirigirse la palabra. Zero lo había intentado, pero el sangre pura estaba empeñado en evitarlo. El encuentro había sido inevitable cuando los citaron en conjunto al laboratorio, incomodo era una palabra que se quedaba corta.
Pero habían logrado retomar su amistad... a medias. Kaname ya no lo visitaba en la cafetería ni insistía en aproximarse a él dentro del campus. Incluso Maeve se había mostrado preocupada por su ausencia, ya no utilizaba su casa como refugio para trabajar en las maquetas hasta altas horas de la madrugada. Estaban tácitamente limitados a compartir el tiempo que tenían camino a la Universidad y de regreso a casa, además por su puesto de ocasionalmente reunirse (siempre con Kaito presente) para pasar la tarde viendo alguna película.
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Till the sun sets in the east (KaZe)
FanficZero estaba solo, le habían abandonado y rechazado, lo había perdido todo. Tuvo que dejar atrás muchas cosas, sus miedos, su odio, su identidad, para aprender que la vida a veces de una forma intrincadamente dolorosa le entregaba una nueva oportuni...