Zero estaba solo, le habían abandonado y rechazado, lo había perdido todo. Tuvo que dejar atrás muchas cosas, sus miedos, su odio, su identidad, para aprender que la vida a veces de una forma intrincadamente dolorosa le entregaba una nueva oportuni...
Well you only need the light when it's burning low
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-¿Y tú exactamente qué crees que es esto para mí?- Zero le miraba con una cólera desconocida, le dolía, pero no había mucho que hacer, después de todo se lo merecía, merecía tener que cargar con esa ira por el resto de sus días. Sin embargo, solo por una última vez quería volver a sumirse en aquel mundo de fantasías que habían creado sin proponérselo. El beso en el que se fundieron fue brusco, como la situación en la que estaban, si tan solo la vida hubiese sido más benévola con ambos... se habría conformado si la vida hubiese tenido piedad del peliplata. Lo alzó en sus brazos sintiendo cómo las piernas del cazador le envolvían en una sensación tan adictiva y familiar.
Se separaron por la falta de aire, inhaló profundamente, sintiendo cómo el olor del contrario le recorría completamente, naranjas... ¿y canela? Aquello era nuevo, pero le enloquecía, le hacía doler el alma. Estuvo apunto de besarlo de nuevo pero se contuvo sabiendo que un nuevo contacto les condenaría. Le devolvió al suelo con suavidad, por alguna razón sentía que debía tratarlo como si fuese lo más valioso del mundo.
-Es lo correcto...- soltó por lo que parecía una milésima vez aquella noche. Se lo había repetido como un mantra, como si decirlo una y otra vez lo hiciese más real. Estaba temblando, una extraña sensación acuosa se instalaba bajo sus párpados, dios su garganta quemaba como jamás lo había hecho. Vio de soslayo cómo Zero le dedicaba una sonrisa triste, las manos pálidas tomaron su rostro con gentileza provocando que alzara la vista para perderse en esos ojos violetas que jamás le habían parecido tan perfectos ¿Cuándo se había convertido Zero Kiryuu el despiadado cazador en aquella criatura que parecía desbordar luz?
-Lo sé- Respondió el peliplata con la voz algo quebrada. Se permitió perderse en el hueco de su cuello, inhalando profundamente el renovado aroma que le perseguiría por tantas noches, no supo en qué momento las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, creía que debía sorprenderse, jamás en un solo día de su vida había llorado, por nadie, pero no era capaz de sentir asombro, solo sentía cómo un profundo vacío comenzaba a instalarse.
El amanecer comenzaba a hacerse presente y continuamos ahí, abrazados contra aquel árbol, deseando que el momento fuese eterno ¿por qué era tan difícil dejarte ir? Inhaló por última vez, profundamente, reuniendo fuerzas para separarse de aquel cuerpo que parecía llamarle con cada latir de su corazón. Los recuerdos le embargaron súbitamente, en aquel mismo lugar se habían entregado a su frenesí hace ya tanto tiempo, habían sido qué... ¿dos años?
Terminó de tomar fuerza, al menos siempre tendría sus recuerdos con el cazador, intentó separarse, pero el agarre del peliplata era inesperadamente firme. Trató de llamarlo pero el chico estaba completamente sumido en sus pensamientos, en alguna especie de trance.
-Zero, debes soltarme- Pidió con dolor, intentando sonar decidido y poder así ocultar la preocupación que le había invadido. El agarre se deshizo lentamente como si el cuerpo del ojivioleta no le respondiera completamente. Quería asegurarse de que estuviese bien, quería decirle tantas cosas, pero ni siquiera él se entendía del todo en aquel momento.
