VI. Skin

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I drift away to a place

Another kind of lifeTake away the painI create my paradise

Everything I've held

Has hit the wallWhat used to be yoursIsn't yours at all

-¿Es realmente necesario?- La chica frente a mí me ofrecía una jeringa con el rostro lleno de una sonrisa bobalicona

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-¿Es realmente necesario?- La chica frente a mí me ofrecía una jeringa con el rostro lleno de una sonrisa bobalicona. Sabía (gracias a mi buen olfato) que por supuesto no se trataba de mi dosis habitual.

-La metadona te ayudara con el síndrome de abstinencia- Sus palabras, aunque habían sido pronunciadas con suma amabilidad y manteniendo aquella estúpida expresión, provocaron que un frío me recorriera la espalda.

-No tengo ningún síndrome de abstinencia- Rebatí firmemente -No soy un adicto- Podía sentir la mirada inquisidora de Cross sobre mí y la verdad, me daba algo de vergüenza. Llevaba un par de semanas huyendo de las pesadillas con heroína... no era mi culpa que los analgésicos usuales no tuviesen efecto en el cuerpo de un maldito vampiro, pero de ahí a ser un adicto había un buen trecho.

-Claro, claro ¿pero entonces usar metadona no te hará daño tampoco o si?- Insistió la mujer. Tome aire con molestia mientras los ojos de los tres hombres en aquel cuarto seguían cada movimiento de mi cuerpo. La chica soltó una risita complacida cuando recibí su ofrecimiento.

-¿Ahora qué?- Pregunté con desdén mientras preparaba mi vena para la inyección. Si alguien me hubiese dicho que algún día estaría inyectándome metadona frente a cuatro personas porque cada uno quería asegurarse que no corriera a comprarme una dosis de heroína, me habría reído en su maldita cara. Pero la situación distaba de parecerme graciosa.

-Ahora tenemos que esperar un par de días para que tu cuerpo se adapte a la metadona y para que agarres mejor cara. Luego tendremos que ir con nuestra señora- Respondió Victoria con una sonrisa amable.

-¿Nuestra señora?- La droga comenzó a recorrer mi cuerpo que se relajó inmediatamente. La sensación no era ni de cerca la misma que habría tenido con una buena dosis. Sin embargo, ayudaba a disminuir las náuseas que habían comenzado a instalarse en mi estómago.

-Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing- Enunció Alucard con un tono solemne -Directora de Hellsing, designada por la Reina para proteger a los protestantes de las actividades del bajo mundo-

-La que me mando a matar- Corregí dejando la aguja a un lado e intentado mantener mi concentración en la conversación.

-No te lo tomes como algo personal, todo ser sobrenatural que no trabaje para Hellsing y este en los terrenos de la iglesia protestante es destruido- Comentó Victoria, intentando quitarle importancia al asunto.

-¿Y cuántos seres sobrenaturales trabajan para Hellsing?- Cuestioné sin demasiado interés.

-Sólo ellos dos- Respondió Kaien desde el otro lado de la habitación

Till the sun sets in the east (KaZe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora