Capítulo IV

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Habían personas destinadas a encontrarse una sola vez en la vida, mientras que habían otras destinadas a encontrarse una y otra vez, sin importar cuanto se tratase de evitar.

Para desgracia de Wei WuXian, él y Lan WangJi se rondaban uno alrededor del otro, más de lo que le gustaría.

HanGuang-Jun de los Dos Jades de Lan; Lan WangJi de la cabeza a los pies vistiendo de negro, el rojo de la cinta de la frente contrastando con sus inmaculados y refinados rasgos y, los ojos claros que destellaban de diversión.

La citará de siete cuerdas que llevaba en la espalda era mas angosta que cualquier otra. Era negra. Y por supuesto, estaba hecha de la madera más exquisita.

Wei WuXian nunca se había sentido tan expuesto; atrapado usando la Cultivación Espiritual, y para mal, semi-desnudo.

Se aparto de Lan WangJi y rápidamente se reacomodo la túnica interior.

Pensando en la situación en la que se hallaba, llego a una conclusión, ¿y que si Lan WangJi lo había visto? No era la primera vez, además, habían decenas de personas que en secreto intentaban imitar al Patriarca Yiling. Si Lan WangJi no preguntaba o no le tomaba mucha importancia, Wei WuXian tampoco lo haría.

Por otro lado, estaba el hecho de que lo había llamado por su nombre.

Lan WangJi enarcó una ceja, con la curiosidad pintada en el rostro.

—¿Nos conocemos?

Wei WuXian no respondió. Lan WangJi era alguien que olvidaba las cosas insignificantes o de poca importancia. Si hubiera conocido a Mo XuanYu no lo recordaría.

Con el silencio inesperado, Lan WangJi se exaspero. Extendió una mano como sí tuviera la intención de atrapar a Wei WuXian. Por su parte, Wei WuXian se alejo unos cuantos pasos más.

La linea de una sonrisa aparecio en la esquina de los labios de Lan WangJi. Miro hacia donde estaban los Juniors desmayados, y luego la regreso hacia Wei WuXian. Movió un dedo y la bandera blanca voló ligeramente de las manos de Wei WuXian a las suyas. Después de echarle un breve vistazo, su sonrisa se hizo más burlona:

—Mo XuanYu, ¿cierto? —No era una pregunta—. Dejame darte un consejo; cuando mueras, repite: no volveré a nacer como ya lo hice una vez.

Y lo apunto con su espada.

Wei WuXian que había luchado junto y contra Lan WangJi en otras ocasiones, sabía que a Lan WangJi le gustaba tanto luchar con palabras como con la espada. Sin embargo, Wei WuXian, nunca había necesitado las palabras, e hizo como sí no escuchara nada.

Lan WangJi giro la cabeza a un lado, en un claro gesto de que no entendia lo que estaba sucediendo o en su defecto, porque Wei WuXian no lo estaba atacando de regreso y dijo:

—Aquí es cuando tu dices algo como: ¡No puede ser, eres Lan WangJi! ¡Eres mas guapo de lo que imaginé! ¡Me encantaría morir por tus manos! Y gritar, normalmente, siempre gritan cuando terminó.

Sintiendo los lóbulos de las orejas calientes, Wei WuXian, se dijo que no saldría ganando si luchaba contra Lan WangJi.

Podría dejar que Lan WangJi parloteara como un lunatico, pero no estaba seguro si soportaría su boca desvergonzada.

—¿Sabes? Tengo bastante resistencia, puedo durar toda la noche, si eso es lo que quieres.

Wei WuXian estaba seguro de eso. Lan WangJi podría parlotear hasta el día de su muerte, si tuviera que hacerlo.

—Pero lo que no tengo es paciencia. Si lo hago yo, te lo aseguro, no seré piadoso. Será duro y sucio.

Lan WangJi iba a atacar, cuando un fuerte chillido lo hizo detenerse, era el típico chillido de un fantasma feroz o de cualquier fantasma nivel ira.

Una Canción de BatallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora