Capitulo XXII

736 104 24
                                    


.
.
.

Lan WangJi no habia podido dar mas de dos pasos cuando Nie HuaiSang había ordenado que no lo dejaran huir.

No era que Lan WangJi no pudiera vencer a unos cuantos discípulos de la secta Nie, solo que en ese momento tenia mejores cosas en las que pensar.

Tampoco era que quisiera huir, pensó Lan WangJi. Era que había recordado que tenía algo muy importante que hacer en otro lado.

Algo así como meterse en un agujero y no salir de allí hasta que a  Lan XiChen se le pasará el enfado.

¿Cómo podria reunirse con su hermano mayor, cuando se suponía que debería estar entrenando a los juniors de Gusu y en vez de eso, había escapado con Wei WuXian y había dejado a los juniors por su cuenta? Más importante, ¿qué excusa iba a usar para que Lan XiChen no lo golpeara demasiado fuerte?

Porque, sin duda, Lan XiChen venía predispuesto a patearle el culo de regreso a Gusu. Sin embargo, Lan WangJi no estaba dispuesto a sufrir semejante humillación, no delante de Wei WuXian por lo menos, como mínimo aceptaba que Lan XiChen lo pateara una vez, en un lugar muy apartado de toda civilización y donde nadie lo reconociera.

Pensó que si por casualidad no lograba escapar de la ira de Lan XiChen era mejor idear una mentira creíble y perfeccionar su actuación.

Sin dejar de caminar, Lan WangJi cambio su expresión aterrada a su expresión habitual; juguetona y arrogante.

—¡Hermano mayor, que casualidad! Hoy me encontré con el líder de la secta Jiang y me invito a recordar viejos tiempos de la juventud. Este hermano, sabe que eres amargado y poco sociable, pero, ¿quieres unirte?

Cuando terminó de hablar, Lan WangJi borro su sonrisa y frunció el ceño, alteró su voz para que sonara un poco más gruesa.

—Te pedí que entrenarás a los juniors, ¿y aun así te has ido de copas con el raro y dramático del líder Jiang? Veo que tienes mucho tiempo libre para malgastar, así que, porque no te encargas de la limpienza de los establos.

No, no, eso no funcionariá y no iba a limpiar los establos... de nuevo.

Después de unos segundos, mostró una expresión aterrada y lamentable.

—¡ZeWu-Jun, hijo del mismo padre pero no tan atractivo, mi hermano de la misma madre pero menos encantador, mi salvador de ceño fruncido, los malvados discípulos de la Secta Nie, me secuestraron! ¡Salvame!

De inmediato, arqueo una ceja y una sonrisa burlona lo acompañó.

—¿Secuestro? ¿Desde cuando son valientemente viciosos? Hace tiempo que busco a alguien que te lleve bien lejos y nadie estába dispuesto. Los Dioses saben cuanto lo he intentado.

¡Mierda, no! Lan WangJi estaba seguro que Lan XiChen ya le había preguntado antes a Nie HuaiSang si lo podía secuestrar para así, él poder ser el centro de atención con su cara fea y amargada.

Después de unos segundos volvió a sonreír.

—¡XiChen, hermano! Me entere que el lider de la secta Nie, estaba jugando con ataúdes en la serranía Xinglu, acabo de terminar una lucha intensa y sangrienta con él. Ya esta agotado, ¿quieres ir a luchar con él?

Al terminar de hablar, cambio su tono de voz de nuevo y fingió balancear una flauta con ojos asesinos.

—¿Acaso crees que necesito tu ayuda para vencer a mi rival? ¿Soy un desperdicio? ¡Al campo de entrenamiento! Pero, antes asegurate de que padre y madre te vean por última vez, de lo contrario cuando vuelvas a verlos no te podrán reconocer.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 23, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Una Canción de BatallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora