Capítulo XVIII

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Estaba algo interesado por los ataúdes. Era extraño y no recordaba haber escuchado nunca a Nie HuaiSang hablar de que también estaban en el negocio de los ataúdes.

Aunque, Lan WangJi no se engañaba. Si Nie HuaiSang le hubiese dicho algo, seguramente lo había olvidado.

—La Secta QingheNie tiene la costumbre de enterrar el dinero en ataúdes para evitar robos —explicó Wei WuXian.

En el pasado Wei WuXian había leído todo tipo de libros. También se había interesado mucho por la historia. Por lo que sabia información importante sobre las Sectas y sus costumbres.

—¿Por qué ataúdes?

—Dicen que el primer descendiente de los Nie se hizo rico después de robar un ataúd lleno de oro.

—Porque no me sorprende.

—Serias muy ingenuo si todavía te sorprenderías —replico Nie Mingjue con la boca llena de pollo.

Nie Mingjue.

Recordo que tenia a Bichen en la mano.

—¡Luchemos a muerte! —gritó Lan WangJi.

Wei WuXian suspiro por lo bajo. Creía que ya se le había pasado el enojo a Lan WangJi. Quería decirle que se calmará. Que no era para tanto, pero seguramente, si Lan WangJi no soltaba su frustración, Wei WuXian tendría que soportar sus tonterias de como él tenía que compensarlo. Prefirió quedarse alejado del alboroto.

Nie HuaiSang, por otro lado, se preguntaba si quizas Lan WangJi y Jiang Cheng eran hermanos de sangre, porque, si no, como se explicaba el gusto de los dos por hacer un drama por las cosas más tontas. Aunque si fueran hermanos de sangre, Lan XiChen ya hubiese lanzado a Lan WangJi a Yunmeng para que se hiciesen cargo. Tal vez, era un problema de nacimiento o algo que comieron cuando nadie los cuidaba. Eso tenia que ser.

De igual modo, no detuvo a Lan WangJi. Ya había desalojado todo el lugar. Si Lan WangJi quería luchar, Lan WangJi pagaría todos los daños.

Mientras que el fornido oponente de Lan WangJi, no estaba mínimamente preocupado. Tarareaba felizmente mientras comía de un muslo de pollo asado.

—¡Luchemos a muerte! —volvió a gritar Lan WangJi, fastidiado de que su oponente lo ignorará y de que Wei WuXian no estuviese preocupado por su bienestar.

Nie Mingjue no respondió sino hasta que estuvo satisfecho con el estomago lleno y un ligero sueño comenzaba a invadirlo.

—¿No es muy... extremo, eso de lucha a muerte? —pregunto entre bostezos.

—¡Dije lucha a muerte y será lucha a muerte!

—Bien, bien, bien, como quieras. Lucharemos. Es sólo que estoy un poco cansado después de comer. Tengo que aflojar los músculos para que la comida baje. Será rápido, no te preocupes.

Lan WangJi mantenía el ceño fruncido. Cada vez que Nie Mingjue hablaba, su voz somnolienta, sus párpados pesaban y se sentía con sueño. ¡Era una pesadilla!

—¡Bien, esperare! —Todo lo necesario para no volver a escucharlo hablar.

Nie Mingjue siguió bostezando pero comenzó a estirarse. Primero hizo ejercicios de brazos, luego se llevo una mano a la cintura mientras la otra levantaba su muslo, después hizo unas tres sentadillas, y dobló su espalda hacia atrás. Hizo otros varios ejercicios de pantorrillas y de respiración. Todo lentamente.

Wei WuXian no creia lo que veia y Lan WangJi, bueno, Lan WangJi cada vez más, se sentía cansado de solo ver a Nie Mingjue. Tal vez, era una técnica demoníaca que no conocía. Sí, eso debía ser.

Una Canción de BatallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora