Capítulo VI

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A diferencia de otras sectas, cuyo estudio más importante era el cultivo demoníaco y su preparación física y mental, la Secta YunmengJiang, formaba a su discípulos con una mano en las artes y la otra en el conocimiento, mientras que el manejo de la espada y la cultivación demoníaca, era el ultimo camino, a veces, un camino olvidado por muchos discípulos.

Debido a esto, Jiang Cheng había crecido disfrutando de las pequeñas cosas: una taza de té, una antalogia de poesía al atardecer, una alegre canción en la calle y sobretodo, de exquisitas y dulces obras dramáticas.

Así que no pudo evitar sentirse curioso ante esa reacción tan viceral por parte de Lan WangJi.

Hace mucho tiempo, cuando aún eran jóvenes, y sin ninguna responsabilidad, Lan WangJi le dijo esas mismas palabras.

Solo que la persona por la que Lan WangJi las dijo, era otra muy distinta a Mo XuanYu.

Habia escuchado muchas cosas referente a Mo XuanYu: egoísta, mimado, arrogante; talentoso, asesino, y un manga cortada.

Lo último no era un problema, o mejor dicho, si Mo XuanYu prefería la dureza de una rama de bambú a la delicadeza y tibieza de una flor, no era su problema.

Asesino.

Jiang Cheng, observó a Mo XuanYu que se ocultaba detrás de Lan WangJi y le esquivaba la mirada.

—A Cheng, voy a beber vinagre aquí mismo si sigues observándolo de esa manera.

Ignorando, el mote familiar y cariñoso por el que Lan WangJi lo llamaba, Jiang Cheng al tiempo en que se abanicaba el rostro con la mano, dramáticamente dijo:

—¡HanGuang-Jun no me atreveria! —Sonrió más grande—. ¿Como dicen los cultivadores de la Secta Nie? ... asi, ya recorde: si lo viste primero es tuyo, si lo viste segundo, también es tuyo, y si lo viste tercero, no hay nada que un sable al cuello no pueda resolver.

Con un moviendo de dedo, la espada de Lan WangJi salió del agua.

—Tengo a Bichen —dijo, mientras, se llevaba la espada al hombro y la apoyaba en el.

—Y yo tengo a Sandu —para marcar énfasis, palmeo su espada, tambien, acarició el anillo en el dedo índice de su mano derecha—, y tengo a Zidian.

—Y yo a WangJi.

Los discípulos que acompañaban a Jiang Cheng intercambiaron miradas cansadas. Algunas veces, era muy difícil no odiar a Jiang Cheng, la mayoría de los dias era cuando estaba leyendo en voz alta uno de sus tan amados libros, las otras veces era cuando se cruzaba con el segundo maestro Lan.

Esa escena de amena con espadas, era puro polvo dentro de una montaña de arena.

Lan WangJi y Jiang Cheng nunca habían cruzado espadas, ni instrumentos mágicos. Jiang Cheng no iba a luchar contra Lan WangJi, porque su estilo no era la violencia. Mucho menos, si después tendría que ver al hermano de Lan WangJi, el líder de la secta Lan, Lan Xichen.

Lan Xichen, a diferencia de su hermano menor, tenia una personalidad terrorífica. Parecia odiar a todo aquel que no fuera su hermano.

Si Lan WangJi quería proteger a Mo XuanYu, o quería involucrarse con él, en algo más dramático, Jiang Cheng  tendría que esperar el siguiente acto.

¿Qué podría ser más dramático que una relación prohibida? Una relacion entre un manga cortada y lo que sea que fuera Lan WangJi, que además, estaría mal vista por todos y que, muchos querrían destruir porque Mo XuanYu tenía que pagar por sus crímenes ante la secta LanlingJin.

Una Canción de BatallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora