Capitulo II

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En los alrededores de la región, la villa Mo, era la única que se destacaba por encontrarse rodeada de montañas y abundantes cuerpos de agua, por lo que Wei WuXian, que llevaba un día y medio caminando sin descansar cuando por fin cruzó los límites de la villa Mo, encontró extraño el paisaje desolado que le dio la bienvenida.

Wei WuXian sintió que era un poco extraño, sin importar que faltasen pocas horas para el anoche, debería haber gente en las calles. Mientras más se aventuraba a la villa más extraño se volvía; tiendas y comercios abiertos pero no se distinguía movimiento alguno o alguna señal de vida.

Su acompañante por otro lado, asustada ante tenso silencio comenzó a llorar y hacer ruido sin parar.

Deteniendo sus pasos, Wei WuXian volteó a ver al burro, su mirada se intensifico casi imperceptible antes el escándalo.

—Calla.

Manzanita ignoro la orden y continuo llorando. Si se tratara de una persona ya abría cerrado la boca; cortado la lengua y cocido con hilo los labios ante la mirada intensa de Wei WuXian. Sin embargo, Manzanita era un animal, y poseía un rasgo único que ningún otro burro poseía, y eso era la obstinación. Sí tuviera que buscar un dueño, sería implacable en su búsqueda y cuando, lo encontrará nunca lo abandonaría.

Manzanita había decidido que
Wei WuXian era su nuevo dueño. Por otro lado, Wei WuXian, encontraba ese hecho indignante; él no quería ni necesitaba una mascota y sí lo hiciese no seria una tan molesta.

—Te voy a regalar.

Tenía la intención de que la amenaza sonara creíble, pero en el momento en que las palabras abandonaron su boca, ni él se las creyó. Durante el viaje, Wei WuXian se había topado con dos granjeros y a los dos les había dado las riendas del burro. El primer granjero sólo hizo recibir las riendas cuando el animal quiso morderlo y patearlo. El segundo granjero, lo ato a su carro y burro había roto las cuerdas con los dientes. Wei WuXian en las dos ocasiones, no se había alejado lo suficiente cuando los granjeros comenzaron a llamarlo y maldecirlo antes de devolverle el burro.

Por más que le desesperara, simplemente no podía matar al animal o abandonarlo a su suerte, donde podría convertirse en la comida de un animal salvaje. Wei WuXian se quedó sin opciones. Y así, el burro se convirtió en su acompañante viajero no deseado.

Manzanita guardo silencio, no queriendo volver al trauma de ver a su dueño alejarse.

—Mmm.

Sin nadie a quién preguntarle sobre la residencia Mo, recordó que Wen Ning le hablo de lo rica que era la familia de Mo XuanYu. Analizando los alrededores, diviso una mansión que sobresalía entre los edificios más sencillos. Esa debía ser la residencia Mo.

De repente, el silencio fue roto abruptamente, gritos y maldiciones se escuchaban a lo lejos. Considerando que era la primera señal de vida que captaba desde que había llegado y que, además, la conmoción parecía venir de la residencia Mo, se dirigió allí.

Justo cuando Wei Wuxian llegó a la fuente del alboroto, se detuvo en seco, una cantidad considerable de personas se había reunido en la entrada de la mansión pareciendo estar rodeando a alguien y gritando fuertemente. La gente se pisaban y empujaban mientras los murmullos se mezclaban y se confundían, haciendo que cualquier explicación que pudiese extraer con la cercanía y sin preguntar, fuese ininteligible.

Por suerte, los cinco sentidos de Wei WuXian habían vuelto a funcionar a su antojo y sólo tuvo que dirigirlos hacia el centro de la multitud.

La razón por la que todo los habitantes de la villa hubiesen abandonado sus casas y trabajos no era otra más que un grupo de chicos vestido con túnicas negras.

Una Canción de BatallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora