-Julia, despierta-escuché la voz de Susan a mi lado, y abrí los ojos poco a poco. Era por la mañana, y la luz me cegaba.
-¿Hemos llegado? -Susurré.
-Sí, mira por la ventana- y gracias a dios que le hice caso. París era una ciudad preciosa. Con sus casas bajas, sus jardines y sus monumentos. Y tal vez Jace.
Bajamos del avión, y cuando ya habíamos pasado todos los controles, todos se me quedaron mirando.
-Hmm...¿a dónde se supone que vamos?-preguntó Ana. Yo me mordí el labio. No tenía no idea de a dónde ir.
-Lo primero es encontrar un hotel- dije. Todos estuvieron de acuerdo, estábamos agotados, y entre las tarjetas de crédito de Scottie y todo el dinero que yo había cogido la noche de nuestra partida, nos daba de sobra para un buen alojamiento.
MIENTRAS, EN ROSEWOOD...
-¿Y bien, señor Warren? ¿Hay noticias?- dijo Holly. Las madres se habían reunido de nuevo para hablar sobre sus hijos, que irónico.
-Mis compañeros han encontrado un rastro en la tarjeta de crédito de los padres de Julia.
Las cuatro mujeres y media (Holly sólo tenía 29, recordad) se tensaron y agudizaron sus sentidos.
-El rastro corresponde a un local de alquiler de coches, Le voiture, en París.
Un repentino murmullo se hizo en la sala. La madre de Ana fue la primera en reaccionar.
-Tenemos que ir a por ellos. Si han llegado hasta allí, quién sabe que más se atreven a hacer.
-Le doy la razón, señora- Dijo el detective.
-Bien, entonces, ¿ a qué esperamos para comprar los billetes?
PARÍS...
{Narra Alan}
Después de mucho tiempo preguntando, ya que nuestro francés no era algo de lo que presumir, conseguimos llegar al hotel. Cogimos una habitación para mí, otra para Ana y Mario, y otra para Susan ,Scottie y Julia. Yo no podía dejar de pensar en el momento que ella y yo habíamos tenido en el baño del aeropuerto, pero entonces también veía a Mario agarrándole de la cintura, besándole. Fruncí el ceño interiormente. Antes de volver a casa tenía que recuperar a Julia.
Fui a mi habitación y me tumbé, pensando en que es lo que iba a hacer. Realmente quería a Julia mucho más de lo que nadie creía.No era su físico lo que me atraía tanto sino su forma de enfrentarse a las cosas. Julia era una persona realmente valiente, pero no siempre lo había sido.
*FLASHBACK*
"Julia, ábreme, estoy en la puerta de tu casa"-tecleé. Al instante, me respondió:
"Ya te abre mi madre, estoy ocupada"
La puerta principal de la casa se abrió y la madre de Julia me invitó a pasar.
-Julia está en el baño de su habitación-me dijo. Asentí y esperé en la cama de la chica. De repente, escuché sollozos al otro lado de la puerta.
-¿Julia? ¿Estás bien?-se escuchó un sonido metálico contra el suelo y después más sollozos. Intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada con pestillo. Más sollozos, esta vez más fuertes. Aporreé la puerta con todas mis fuerzas, no soportaba oírla llorar y no poder hacer nada. Por fin, Julia, o lo que quedaba de ella, abrió la puerta. Jamás la había visto así. Las lágrimas caían por su pálido rostro, y cuando bajé la vista, pude ver sus muñecas totalmente ensangrentadas, marcadas por una cuchilla que también llevaba en la mano. Y el lavabo lleno de sangre. Y el sonido de la cisterna recién usada. Y el hedor a bilis por todo el baño.
-Julia...¿qué has hecho?
Ella movió la cabeza de un lado a otro, sin dejar de llorar. Con cuidado, le cogí la cuchilla que tenía en la mano, y extendí sus brazos hacia mí, sin decir una sola palabra.Le hice sentarse en el váter, y saqué algodón y agua oxigenada del botiquín. Empecé a limpiar sus finos brazos, callado, simplemente limpiando sus heridas. Ella soltaba un sollozo de vez en cuando. Cuando hube terminado, cogí una toalla y le sequé las lágrimas. Luego, pasé mis labios por cada una de sus heridas. Y luego, le abracé.
-¿Por qué, Julia?-le pregunté, sin dejar de abrazarla.
-No lo sé , Alan. Tengo una familia genial, unos amigos geniales, un novio genial. Y sin embargo, me siento vacía. Me siento hueca por dentro, aún teniéndolo todo. Me pregunto, ¿no sería más fácil desaparecer?
-Sabes, no te comprendo, pero te respeto. Sé lo duro que puede ser sentirse mal, pero tienes que desahogar tu rabia de otra manera.
-Lo sé, Alan, lo intento, pero hay veces, que, simplemente, no soy lo suficientemente valiente para enfrentarme a las cosas. Y he vomitado. Y no es la primera vez que lo hago, no odio mi cuerpo, pero dios, Alan, ojalá desapareciera de una vez.
*FIN DE FLASHBACK*
Esto había pasado hace cosa de un mes, y ahora que Julia tenía problemas de verdad, aguantaba. O al menos, eso creía.
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Capítulo corto, lo sé, pero es que a penas tengo inspiración, y para subir una mierda no subo nada. Un beso💓
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Floreciendo.
Gizem / GerilimLa historia de como tu vida puede cambiar en una noche, para siempre.