Capítulo 20

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Thomas Bale

-Te espero en media hora en mi casa, ni un minuto menos ni un minuto más.

Apreté el botón enviar y apoyé mi espalda en las escaleras. ¿Cuánto se puede tardar en ponerse un vestido? No es mucha ciencia supongo. Mi celular vibró entre mis manos y casi se me cae cuando intenté desbloquearlo rápidamente para ver si era un mensaje de quien esperaba. Efectivamente no lo era.

-Eh Tom con los chicos quedamos en hacer algo más tarde, ¿te contamos?

Era de Dexter. Ahora que pienso hace rato que no veo a mis amigos, con todo esto de perseguir a Emma, la empresa, mi padre y Crystal, se me estuvo complicando tener tiempo para hacer algo con ellos. ¿Qué mejor que la semana de navidad para verlos? Tengo que aprovechar que por esta semana voy a tener paz, o eso espero.

-Vénganse para acá en una hora, pedimos algo o lo que quieran hacer.

La respuesta de mi amigo llegó enseguida.

-Ok, ahí estaremos en una hora.

Miré durante varios segundos la pantalla, esperando la respuesta de Crystal que aún no llegó. Tuve que apartar la mirada de mi celular y guardarlo al escuchar pasos en la escalera. Al fin.

Me giré para poder verla mejor y esperarla abajo. Estiré mi mano para ayudarla a bajar cuando estaba en los últimos dos escalones y no solo que me lanzó una mirada asesina, sino que también ignoró mi gesto. ¿Ahora que hice? ¿No podemos estar bien durante dos horas seguidas? Creo que nunca llegamos ni siquiera a dos horas.

-¿Te hice algo? –pregunté, siguiéndola mientras ella caminaba hacia la cocina.

-Para nada. –respondió cortante.

¿En qué momento la cagué?

-Emma –la pare antes de que se vaya y no quiera hablar, obligándola a que me mire. – ¿hace quince minutos estábamos bien y ahora no me hablas?

-Si te hablo. –se encogió de hombros y me pasó por el costado.

Si antes no tenía paciencia, creo que Emma acabó con lo poco que creía tener aún.

Seguí caminando hasta encontrarla en la cocina, con su celular en su mano y ahí me di cuenta. Estaba distinta. No era el vestido que tenía puesto anoche. Mierda.

-¿De dónde sacaste eso? –pregunté un poco irritado.

¿Estaba buscando entre mis cosas?

Emma se paró mejor para que se pueda ver el vestido negro que Crystal usó para el cumpleaños de Julia, lo recuerdo porque dijo que lo quería recuperar y que en estos días lo pasaba a buscar.

-Tenías el armario abierto con dos o tres remeras afuera, pensé en acomodarlas y me encontré con esta belleza. –dijo con total sarcasmo pasando su mano por el vestido.

-No tenías derecho a tocar nada. –ya estaba irritado.

-Te lo pregunté. –se cruzó de brazos y aún me miraba mal.

¿De qué mierda está hablando ahora?

-Claramente no me pediste permiso para ponerte eso. –la señalé y ni se inmutó.

-Te pregunté directamente si había pasado algo con Crystal y me dijiste que no.

-Te dije que era algo de algunas veces, nunca lo negué. –aclaré y se rió incrédula.

-No soy tan idiota como crees, Thomas. –sacudió sus manos antes de agarrar su celular que estaba en la mesa y empezar a caminar hacia la puerta. –También tuve encuentros de algunas veces y nunca me dejaron un lugar en sus armarios para poner mi ropa o mis tangas. –iba levantando la voz mientras más se alejaba de donde me encontraba.

Pase lo que paseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora