Capítulo 36

195 15 2
                                    

(Mini nota de autora nuevamente: la canción tienen que ponerla cuando vean el # como en el capítulo pasado. Que lo disfruten!)

-¿Estás bien?

Llevábamos diez minutos manejando sin rumbo desde que habíamos salido de la casa del infierno. Ni siquiera me molesté en responder, estaba demasiado ocupada intentando controlar mi respiración.

-¿Queres tomar aire? -volvió a insistir Thomas.

Cerré mis ojos para hacer un intento de concentrarme en mi respiración y no en él. Inhalo, exhalo, ¿quién diría que necesitaría concentrarme para hacer algo tan básico?

-¿Estas segura qué...?

-No me hables. -le interrumpí.

Sé que mi voz sonó dura y no se lo merece, pero quiero silencio.

Mi mente volvía a repasar toda la conversación, Julia creía que era depresiva, la fundación, Robert, el departamento, el accidente, era como si toda la información apareciera por primera vez en mi cabeza.

-Pará. -le pedí.

Pude ver de reojo como Thomas me miró, pero de todas formas obedeció sin hacer preguntas.

El auto ni había llegado a parar cuando abrí la puerta para bajarme, necesitaba tranquilizarme. Necesitaba aire. Necesitaba tomar.

-¿Necesitas algo?

A los pocos segundos pude ver a Thomas corriendo desde su lado del auto para poder ponerse a mi lado, aunque no llegó a acercarse tanto a mí ya que levanté una mano para poner distancia mientras me apoyaba en la puerta.

-Aire.

-¿Llamo a alguien?

-Estás haciendo muchas preguntas.

Pasé una mano por mi frente, intentando sacar mis pelos de la misma. Pude escuchar a lo lejos una bocina de un auto y después el viento como si hubiera pasado frente a mí.

-Deberías abrocharte la campera.

Revisé mi cuerpo y Thomas tenía razón, traía puesta una de sus camperas negras que usaba en casa y ni siquiera la había abrochado. No iba a hacerlo de todas formas, tenía mucho calor.

-No te ves bien.

-Me lo dijeron muchas veces esta noche. -no sé por qué mi voz salía tan agitada.

-Vamos. -Thomas intentó agarrarme de un brazo, pero lo aparté de golpe, haciendo un paso a mi derecha para separarme de él. -Emma, estás en la calle.

Sus palabras sonaron lejanas, pero de todas formas levanté la vista para comprobar lo que decía. El auto que pasó antes me podría haber chocado tranquilamente.

Sin decir ni una palabra, hice caso a lo que me pidió Thomas y caminé hasta su lado del auto, apoyándome en la puerta por la que bajó.

-No sé qué puedo hacer por vos. -volvió a hablar, insistiendo.

¿No entiende que no quiero hablar? Di un largo suspiro a modo de respuesta, para después dejarme caer al suelo, con la espalda aún apoyada en la puerta.

-No tenías que ver eso. -mi voz salió casi como un susurro.

-¿No lo vas a entender nunca? -preguntó irritado, ¿era él quien estaba enojado? -Quiero estar para vos, no me alejes.

Levanté mi vista del suelo para encontrarme que ya no estaba tan lejos como cuando me senté, sino que ya casi estaba en frente mío, agachado.

-¿Tenes un teléfono?

Pase lo que paseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora