Capítulo 3

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Puede que no se acuerde de mí, todos estaban muy borrachos anoche. Y bueno lo de la sonrisa es algo que todos en el bar hacen, se que Ben y yo no somos los únicos que vienen acá para conseguir a alguien. Bueno en el caso de mi amigo dejo de hacerlo hace meses, cuando se puso de novio con Claire. Ugh prefiero no pensar en ella, me va a arruinar la tarde. 

Pasaron quince minutos de lo acordado y ya me pareció raro porque Ben no es de llegar tarde, al contrario que yo él siempre sale varios minutos antes para no perderse nada mientras que yo llego tarde a cualquier lado siempre. Iban veinticinco minutos y esto si era raro, la mesera vino dos veces a preguntarme si quería algo, la primera de ellas le dije que esperaba a alguien pero ya la segunda decidí ir pidiendo sino, era muy probable que me pidan retirarme de la mesa. El lugar estaba muy lleno y había llamado a mi amigo unas diez veces, todas sin éxito. Decidí esperarlo durante diez minutos más para poder terminar mi batido de frutilla, sentía como varias personas de las mesas de los costados me miraban apenados o hasta sonriendo. Un chico hizo el amague para sentarse frente a mi pero creo que por mi cara de pocos amigos entendió que no era el mejor momento.  Eran 7:45, definitivamente Ben me había dejado plantada. Nunca había hecho algo así, él siempre me avisaba aunque sea sobre la hora si había cambios en sus planes  y no podía venir, claro que nunca me enojaría porque tenga que hacer otras cosas pero dejarme plantada sería más difícil de perdonar que con helado. Me levanto de la banqueta, aún con mi cara de pocos amigos y al llegar a la puerta choco con un chico que parece que venía apurado, se me escapa una maldición y reconozco su quejido al toque. Ben. Se le iluminan los ojos en cuanto me ve.

-Emma, que bueno que todavía estas acá.

-No te emociones, ya me iba. -intenté pasar por su derecha pero me agarró del brazo.

-Por favor, se que llego tarde pero hablemos.

-Podrías haber avisado Ben. -mi voz sonó dura y está perfecto, quiero que se sienta mal.

-Lo sé, voy a contarte lo que pasó pero quédate. -seguía mirándolo mal así que agrego con un puchero adorable y haciendo ojitos- Por favor Emma.

-Quince minutos, no te doy mas que eso, tengo cosas por hacer.

-Se que es mentira. -me molestó.

-Si querías mas tiempo conmigo hubieras venido a horario.

Mientras lo seguía hasta la mesa en donde lo esperé durante 45 minutos inconscientemente seguí la mirada por todo el lugar centrándome en esos lindos ojos celestes que por cierto, me estaban mirando junto con la característica sonrisa de lado. Incómoda desvié la vista y me senté en la banqueta en frente de donde estaba antes, de espalda al chico de anoche. ¿Desde cuando cualquier chico me pone nerviosa? Bueno, tiene una mirada prepotente debe ser por eso.

Ben me contó como descubrió que Claire lo estaba engañando. De nuevo. Parece que quedaron de pasar la tarde en el departamento del chico y ella dijo que tenía que visitar a su madre sola porque su padre y ella habían tenido una gran pelea y estaba muy triste.  La idiota novia de mi amigo olvidó su celular y diez minutos después sonó, Ben atendió creyendo que era Claire desde el teléfono de su madre para decirle que cualquier cosa la llame ahí y resulta que escuchó la voz de un hombre diciéndole que donde estaba, que si había tenido algún problema con su novio y por qué no llegaba. En cuanto escuchó eso revisó el celular y encontró una dirección, toco timbre y adivinen quien contesto. ¿Que sorpresa no? Claire. Tuvieron una gran discusión y según lo que mi amigo dijo "definitivamente no vamos a volver". Espero que esta vez sea cierto idiota. ¿Cómo podría no perdonarlo por llegar tarde si de una vez por todas dejo a la manipuladora de su novia? Tal vez no sea de la mejor amiga lo que voy a decir pero me alegro, no era buena para él.

-Todavía no te alegres por mi separación, tengo que ir a buscar todas mis cosas al departamento y todavía no tengo donde dormir. -se lamentó.

-Ben sabes que en mi casa siempre sos bienvenido. -le ofrecí.

-Necesito sexo de despecho. -lanzó de una.

-¿Qué? -me reí- Acabas de terminar una relación de meses, decías que la amabas y a los cinco minutos queres sexo de despecho -pregunté incrédula.

-Eh... sí. 

-Como quieras pero no me vengas con que seguís enamorado de ella dentro de unos días.

-Nunca dije que estaba enamorado de ella. 

-¿Ah no? ¿No dijiste que la amabas? 

-Eso sí pero amar a alguien no es lo mismo que estar enamorado. 

-¿Y cual es la diferencia, experto? -me eche hacia atrás con una sonrisa de superioridad.

-¿Qué sentido tiene que te explique si nunca estuviste enamorada? No lo vas a entender hasta que lo experimentes. -quien tenía una sonrisa de superioridad ahora era él.

-¿Y qué sabes si estuve o no enamorada? 

-Emma querida, alguien que estuvo enamorado no busca cosas de una noche. Alguien que estuvo enamorado busca durante el resto de su vida volver a sentir el mismo sentimiento, aunque sepa que va a salir lastimado. 

-Entonces no quiero enamorarme nunca. -me tiré de golpe hacia delante apoyando mis antebrazos en la mesa -Si me disculpas, ahora vos espérame a mí. Voy al baño.

Ben asintió algo distraído y yo pasé entre las mesas para poder llegar al pasillo en donde se encontraba el baño. Cuando entré habían dos chicas hablando, una de ellas, la morocha me miró con indiferencia y solo dijo un "vamos Lía". 

Al llegar a la mesa obligué a que Ben pague sus dos cervezas y mi soda por haberme dejado plantada durante casi una hora. Mientras lo esperaba estaba mandando mensajes y escucho como la banqueta de en frente se arrastra y alguien se sienta. Creyendo que era Ben levanto la vista y mi sonrisa se congela cuando lo veo. El chico del cigarrillo, el chico de anoche, el chico de ojos celestes. Debo decir que esa remera blanca y pantalón caqui se le ven muy bien, esta buenísimo para un polvo. Después recuerdo lo que me dijo en la fiesta y se me pasa el pensamiento. 

-¿Qué? -pregunté de mala gana viendo que no pensaba hablar primero, él sonrió.

-¿Vas a darme tu número, Emma?

-¿Disculpa? -lo miré incrédula, ni siquiera me dijo su nombre y ¿ya pude mi número?- Ni lo sueñes.

-¿Por qué no? -apoyó sus antebrazos en la mesa y miró hacía los míos, estaban a unos pocos centímetros hasta que los saque y puse mis manos sobre mi regazo.

-¿No pensaste que puede que no esté interesada en vos? -ya empezaba a molestarme.

-Todavía. -me corrigió con una sonrisa.

-¿Qué te hace pensar que puedo estar interesada en un adulto que va a fiestas de adolescentes y emborracha a niñas de 16 años? -él soltó una carcajada cuando dije eso, lo cual me hizo lanzarle una mirada asesina- ¿Qué te da risa?

-¿Qué te hace pensar a vos que yo emborraché a tu hermana pequeña? Porque vamos, la vi adentro de la fiesta y se sacaba la botella a todos, estaba bastante desesperada por llamar la atención, igual que vos ahora que lo pienso. -¿es estúpido? 

-¿Si te parece que soy ridícula para qué queres mi número? Y deja de responder a mis preguntas con otra pregunta. -parece que lo que dije le causo gracia, idiota.

-En ningún momento dije que eras ridícula y bueno, el que necesites atención para sobrevivir no quiere decir que no estés buena y que no quiera salir a tomar algo con vos en algún momento.    -ya me había sacado diciendo eso, ¿quien se cree que es? 

-Esta conversación ya se volvió aburrida, adiós. -vi a Ben volviendo a la mesa un poco confundido y lo tomé como mi señal para escapar de... oh ni siquiera se su nombre.

Busque a mi amigo y lo apresuré para salir antes de que me vuelva a decir algo pero fue en vano, llegando a la puerta pude escuchar sobre la música y la voces.

-Thomas Bale, preciosa. 

Me giré para mostrarle mi dedo corazón y que entienda que no me interesaba ni su nombre ni nada de él pero en cuanto me giré lo único que me salió fue una risa, estaba parado con un papel con lo que supongo que sería su número de teléfono. Sacudí la cabeza aún con una sonrisa y ahí si, Ben y yo nos dirigimos hacía mi casa.

Pase lo que paseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora