Capítulo 35

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(Mini nota de autora antes de arrancar: la canción no la puse por el significado literal, sino por el ritmo y si escuchan mientras leen, tienen que ponerla cuando vean #. Cuando lean la escena van a entender mejor el por qué.)  

-¿No sería mucho más sencillo que trajeras tu ropa acá?

Intenté hacerme la que no escuché, concentrándome en el café que tenía frente a mí. No era la primera vez que Thomas insistía en que traiga mis cosas a su casa en las últimas semanas. Ya perdí la cuenta de las que habían pasado, aunque mi madre no me lo dejaba olvidar.

Desde el día que fui a pedirle a que le de a Julia un permiso para sacarla de su colegio, mi madre me está insistiendo prácticamente todos los días en que le debo una cena y que cumpla con lo que dije porque no iba a hacerme más favores, bla bla bla.

-¿Me estás escuchando?

Thomas sacudió una de sus manos en frente de mi campo de visión, haciendo que me concentre en él.

-No, ¿qué decías?

Apoyé mi antebrazo encima de la isla, para luego hacer lo mismo con mi cabeza en mi mano, escuchando lo que Thomas decía.

-Te preguntaba qué vas a hacer esta noche. -repitió.

A su vez, se giró para buscar la sartén que estaba encima de la cocina y volvió a la isla, dejando un plato encima de la misma para tirar los huevos en él.

-Esta noche quedé con Ben, ¿por qué?

Bueno, no era verdad. De una vez por todas esta noche iba a ir a cenar en casa de mis padres. Es raro decirlo así ahora que lo pienso, teniendo en cuenta que a estas alturas ya no deben estar viviendo juntos.

-Podrías invitarlo y hacemos algo los tres. -sugirió.

-¿Desde cuándo sacrificarías tu viernes por la noche para hacer algo con él? -pregunté frunciendo el ceño.

No lo haría.

-Sí, tenes razón. -se encogió de hombros. -Quería hacer algo con vos.

Me pasó el plato y enseguida busqué un tenedor para probarlo, sin dudas la cocina se le daba mejor que a mí.

-Nos vemos prácticamente todos los días, quiero pasar tiempo con mi amigo. -no sé si me entendió, ya que tenía la boca llena.

-Podrían ser todos los días si te mudaras.

Se quedó esperando una respuesta, mientras me miraba fijamente.

-No tendría que haber dicho nada. -lo molesté, tirándole con una miga de pan bastante grande que tenía a mi lado.

¿Habrá quedado de anoche? Que asco.

-Voy a seguir insistiendo. -se encogió de hombros con su típica sonrisa de superioridad.

Revisé la hora en el reloj de mi celular, mierda, ya estaba llegando tarde a clases. Gracias a que Thomas no me dejaba salir de la cama esta mañana, ni siquiera voy a llegar a desayunar como corresponde. No había llegado ni a la mitad, mientras me levantaba de la silla, intenté llevar otro bocado a mis labios y a la vez caminaba hacia Thomas, a la vuelta de la isla. Tragué exactamente dos segundos antes de acercarme a él y dejarle un beso en los labios, para después seguir caminando hacia la puerta.

-Llego tarde, nos vemos. -levanté una mano a modo de saludo mientras seguía caminando.

Aunque ni siquiera llegué a las escaleras que me pegué la vuelta. Thomas seguía mirando el lugar por el que había desaparecido, solo que ahora tenía el plato que no terminé en frente suyo, al igual que su taza de café y su celular. Sin pensarlo, me estiré desde la punta, para llegar a alcanzar justo su taza de café y le di un trago largo.

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