Capítulo 13

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-¡Emma! –Ben gritó mi nombre después de que le conté todo lo que había pasado hace unas noches con Thomas.

Mi amigo estaba sorprendió igual que yo, dije que no quería nada con él y me estoy contradiciendo con cada acto. No me entiendo en estos momentos. El domingo después del cumpleaños de Julia no tuve tiempo de hablar con Ben, tenía que explicarle a mi hermana que había pasado y rogar por su perdón. Sin ninguna duda llevamos la misma sangre porque se hizo rogar y no me hablo en todo el día hasta que la estaba por dejar de nuevo en su casa, aún no sé si es bueno o malo que seamos tan parecidas.

-Lo sé, no sé que me está pasando últimamente. –me llevé las manos a la cabeza, sacudiéndola.

-Te gusta. –Ben se encogió de hombros y me miró con superioridad.

-Claro que no. –ya me había puesto seria.

-¿Entonces por qué estas enojada?

-Porque me molestas, no debería haber venido. –agarré mi bolso y me levanté del sillón de la casa de mi amigo.

-Estas enojada porque te gusta y no queres que te lo digan. –se paró adelante mío para no dejarme pasar.

-Me conoces, no me podría gustar.

-Exactamente porque te conozco lo sé.

Su comentario me hizo confundir, él me señalo de nuevo el sofá blanco donde estábamos y de mala gana volví a sentarme para que me explique qué quería decir con eso.

-Emma, te conozco. Nunca habías habla de nadie como hablas de él...

-Pero eso... -trate de interrumpirlo pero mi amigo hizo lo mismo.

-Te gusta y eso te molesta, nunca te había gustado nadie, te asusta, es entendible.

-No me asusta. –cruce mis brazos en mi pecho.

-Emma... -antes de que empiece con sus largas charlas decidí interrumpirlo.

-¿Qué hago? –mi voz salió más despacio de lo que quería, ¿estaba admitiendo que me sentía algo por Thomas? Voy a vomitar.

Ben sonrió de par en par y lo miré mal. Como dije antes, no tendría que haber venido ni hablar de esto con él. Volví a levantarme pero tiró de mi brazo haciendo que vuelva a apoyar el culo en su sillón.

-Normalmente soy yo quien te cuento estas cosas, déjame pensar. –hizo como si estuviera pensando y se lanzó, hablando como si fuera lo más normal del mundo. –Deciselo.

Largué un suspiro y volví a mirarlo, parece que entendió que no pensaba hacer eso porque levantó las manos en defensa antes de apoyarse completamente en el respaldo y mirar hacía el techo. Yo hice lo mismo.

-¿Cómo puedo sentir algo por él? Ni siquiera lo conozco bien.

-Así es el amor.

-¡Que no es amor Ben, por dios! ¿Cuántas veces te lo voy a decir? –ya me estaba irritando, me pasé las manos por la cara con frustración.

-Dijiste que no habías sentido con nadie lo que con él cuando se besaron. –estaba indagado.

-No debería habértelo dicho.

Ben se levantó del sillón y cuando pensé que iba a irse de la habitación, se agachó en frente mío, quedando entre mis piernas para poder agárrame las manos. Así solo podía ver sus ojos celestes pero seguía molesta con lo que acababa de decir, intenté zafarme pero no me dejó.

-¿Cuándo vas a entender que no está mal enamorarte? Te lo mereces, Emma. No vas a estar sola toda la vida. –sus palabras eran dulces, más de cómo le había hablado yo unos segundos atrás.

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