Capítulo 12

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Thomas Bale

El ruido de una alarma irritante me despertó confundido. No parecía mi alarma. Aun que tampoco lo parecía, ¿me estaban llamando? Me estiré sobre toda la cama para poder llegar a la mesa de luz del lado que estaba del lado derecho en mi gran cama de dos plazas y media. Quería dormir cómodo cuando venían chicas, aunque nunca se quedaban a dormir menos...

-¿Te desperté? Es el mío.

Crystal salía del baño de mi cuarto envuelta en una toalla blanca tanto en su cuerpo como en su cabeza. Se acercó rápido al sillón gris en un rincón de la habitación para rebuscar en su pequeño bolso y sacar su celular que ahora, sonaba mucho más fuerte. Puso una cara de disgusto y cortó la llamada.

-¿Me despertó tu llamada de mierda y ni siquiera la tomas? –genial, ya estaba irritado y me acababa de despertar.

-Era mi padre, no creo que quieras que le diga que estaba en tu casa. Que dormí acá. –mencionaba cada palabra despacio, con malicia para molestarme.

Bufé y me pase las manos por la cara, solo había dormido unas pocas horas, eso creo. Me fije la hora en el celular que ya había dejado a mi lado, 10:45. Por suerte es domingo, sino hubiera llegado tarde a varias reuniones del trabajo y mi padre no estaría tan feliz.

Crystal buscó ropa en el armario, éramos amigos y de vez en cuando tirábamos uno que otro polvo. Al igual que yo, tenía muchos compromisos en la mañana, solo por eso deje que se traiga uno o dos vestidos y ropa interior, por si tenía que salir apurada. Busco un conjunto de tanga y corpiño rojos de encaje y trató de entrar en el baño. Odiaba que se vaya a cambiar allí, no era nada que no hubiera visto antes. Rápidamente la seguí y entramos juntos.

No me molesté en cerrar la puerta y ella dejó su ropa interior encima de la encimera para poder cruzarse de brazos y mirarme mal. Respondí a su puchero con una sonrisa y de un segundo al otro ya la había subido a la encimera donde había dejado sus cosas, intentó resistirse pero le puedo. Busco mi boca y le correspondí el beso, sacándole la toalla pequeña que cubría su cuerpo exquisito.


Ya me había despejado así que no podía intentar seguir durmiendo, por lo que decidí bajar a desayunar. Como siempre que Crystal se queda conmigo, preparé wafles para los dos y cafés, ambos negros solo que el mío dulce y el de ella amargo. Casi parece a propósito, no es que quiera decir que es una amargada pero viene de una familia muy correcta, fue a las mejores escuelas como yo, ahí nos conocimos. No es de hablar mucho de ella más que lo necesario, es muy inteligente y lleva años trabajando en la empresa de su padre. Por eso más de todo traté de comenzar una relación con ella, mi padre estuvo más de una década intentando hacer negocios con los Stevens pero claramente, sin éxito. No me sirvió de mucho porque como ya dije, es muy inteligente y vio mis intenciones a la primera pero igualmente seguimos acostándonos. ¿Quién no se acotaría con ella? Es hermosa y de buena familia.

-¿Cocinaste? –como si le leyera la mente justo bajo de las escaleras con un vestido negro al cuerpo, mostrando todas sus curvas.

-¿Qué te parece? –le ofrecí un café y lo sacó de mis manos rápido al verlo.

-Gracias. –se sentó y miró el plato delante de ella.

Me llamó la atención que no agarrara, no debería tener vergüenza conmigo. Acerqué mas todavía el plato y levantó las cejas.

-Thomas te dije que no como carbohidratos.

-Pero los hice yo. –protesté.

-Te lo agradezco. –asintió pero la conocía, no iba a comerlos.

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