Indirectos Encuentros

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Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, esta historia es sólo para divertirnos y sin fines de lucro.


Hechizo Nocturno 

Capítulo 1. Indirectos Encuentros

Naruto inhaló profundamente deleitándose con la variedad de aromas mientras caminaba por las calles de su aldea. Era tarde y los comerciantes se encontraban guardando sus mercancías. Otro día había terminado, ¡era increíble lo rápido que pasaba el tiempo! Lo fácil que los días sucedían.

Justo estaba regresando de otra exitosa misión rango B, la verdad, a pesar de que no tenía permitido alejarse demasiado de la aldea, sus números de misiones completadas no estaban nada mal. En esa ocasión el equipo fue compuesto además por Sakura, Sai y Lee. Le gustaba trabajar con ellos y, aunque amaba Konoha, la soledad siempre lo invadía al salir de la oficina de la Hokage luego de darle el reporte porque ahí era donde se separaban usualmente. Todos se apresuraban a regresar al lado de sus propias familias. Aunque, bueno, Sai tampoco tenía familia, pero seguía siendo raro entre los raros, no importaba cuántos libros sobre socializar leyese. El punto era que Naruto estaba solo. Siempre solo. Se había aferrado a la posibilidad de prolongar la compañía de sus compañeros un poco más y los invitó a todos a cenar al Ichiraku. Primero intentó sacarle una cita a Sakura, en honor a los viejos tiempos en los que la invitaba a salir a la mínima oportunidad... de cierta forma era un alivio que Sakura siempre hubiese rechazado su afecto, al menos eso les permitió desarrollar la amistad que ahora tenían. Naruto sonrió al recordar lo tonto y patético que fue cuando niño. Consideraba que ya había superado su enamoramiento infantil y en su lugar ahora amaba a Sakura con un cariño fraternal. Ojalá ella pudiera algún día lograr lo mismo. Regresando al presente, en honor a los viejos tiempos y para no perder la costumbre, Sakura volvió a rechazarlo olímpicamente, todos rieron, Naruto extendió la oferta al resto del equipo, pero sólo obtuvo negativas con promesas de que la próxima vez sería. Él los llamó perdedores con sobreactuada indignación, se dio media vuelta y fue a buscar su merecido tazón de ramen, ¿qué más daba? Más para él.

El viejo Teuchi y Ayame siempre tenían tiempo para escuchar sus anécdotas, o eso era usualmente. No esta noche. Desde que habían remodelado el pequeño puesto de ramen en un restaurante familiar era usual que grandes grupos de personas reservaran los privados para llevar a cabo reuniones personales o de negocios, esa noche el restaurante estaba a reventar. Naruto se hizo con un lugar en la barra y el viejo le sirvió una ración extra de cerdo como disculpa y con la promesa de que la próxima vez con gusto escucharía sobre cómo le había ido en su misión. Naruto se esforzó por sonreír, le dio las gracias por su generosidad y se dispuso a disfrutar sus sagrados alimentos.

No importaba si estaba solo, el ramen del Ichiraku siempre sabía delicioso.

Después de cenar, Naruto decidió que todavía no quería regresar a su departamento, así que enfundó las manos en sus bolsillos y deambuló sin rumbo por las ya casi desiertas calles de su aldea. Luego de un rato, comenzó a dudar si había sido lo mejor, pues ahora su mente estaba divagando a rincones tan oscuros como el callejón que acababa de pasar de largo. Había logrado mucho de lo que se había propuesto, ahora estaba rodeado de personas que lo estimaban, ya había dejado de ser el paria de la aldea desde hacía mucho tiempo, ahora era hasta respetado y algunas personas lo saludaban en la calle con admiración. Se había ganado su lugar... sólo conservaba una meta que deseaba en verdad y todavía no estaba a su alcance: Sasuke.

Su amigo. Su hermano. Su rival. Siempre estaba en su mente el recuerdo de la promesa que tenía pendiente.

Había entrenado con todas sus fuerzas y le suplicaba constantemente a Tsunade que lo dejara ir en su búsqueda. En los años que Sasuke llevaba fuera de la aldea, ningún equipo asignado a la tarea había sido capaz de encontrarlo, sólo contaban con reportes de avistamientos, por lo que sabían que vivía.

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