El Sapo, los Lobos y el Destino (Parte II)

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Capítulo 11. El Sapo, los Lobos y el Destino (Parte II)

Tan pronto ingresaron a la cocina, el maestro de Hinata llegó listo para ayudar a preparar la cena. Justo como en el desayuno, a Naruto lo mandaron a que se sentara. Accedió a regañadientes. Cenarían estofado de jabalí porque ese era el plato favorito del discípulo que llegaría ese día. Antes del desayuno, nunca había probado la carne de ese animal, y resultó ser más tierna de lo que anticipó, por el aroma que había en la cocina, el estofado quedaría delicioso. La preparación fue más bien rápida y dejaron la olla a fuego bajo por algunas horas.

Salvo Hinata, no había más discípulos presentes en esos momentos. El maestro declaró que tendrían su entrenamiento vespertino y Naruto los siguió encantado. En esos últimos dos años se había familiarizado bastante con el estilo Hyuuga y, en parte debido a las especulaciones de Neji, tenía una nada pequeña curiosidad por la forma en la que Hinata lo practicaba. Podía sentirlo, en Konoha ella no tenía presencia alguna, debía de mantener su chakra suprimido todo el tiempo para lograr eso. Aquí en las montañas no se escondía, sí había poder en ella.

Se adentraron en el corazón de la Montaña Luna Llena, la que le recordaba al verano, Naruto vio que la cantidad de lobos en los alrededores se volvió considerable a medida que avanzaban, se detuvieron en una plataforma de gruesas lozas cuadradas de roca esculpida. Hinata se posicionó en el centro de un hábil salto, creyó que iba a cambiarse el complicado vestido blanco que traía pero, al parecer, usarlo era parte del entrenamiento ahí. El maestro no subió a la explanada, sino que se sentó con las piernas cruzadas, hizo unos sellos y de su cuerpo surgió una sombra que se fue solidificando hasta dar origen a una figura oscura que copiaba la constitución del maestro. Los vio intercambiar una reverencia y asumir las posturas. Creyó que Hinata asumiría la postura propia de todos los Hyuuga, pero parecía más una versión modificada.

Se sorprendió cuando comenzó a moverse, rápida y certera, eso no podía ser llamado el estilo Hyuuga, alternaba entre palmas y puños, y a diferencia sus familiares, usaba los pies también para asestar impresionantes secuencias de patadas a la sombra del maestro que correspondía sus ataques con un nivel de taijutsu a la par al de la chica. Pensó que el vestido debía estar enlenteciendo sus movimientos y tuvo deseos de pelear con ella. En esos últimos meses lo invitaban con frecuencia a los entrenamientos de la familia secundaria, si los usaba como referencia... no podía anticipar con exactitud cuál sería el resultado de ese taijutsu contra el Hyuuga original pero... definitivamente le apostaría a ella. Tal vez hasta a Neji le costaría trabajo seguirle el ritmo.

El entrenamiento concluyó y él aplaudió animadamente.

—¡Eso fue genial, Hinata-chan! Pelea conmigo, ¿también aquí entrenan con senjutsu?

Hinata negó.

—Aquí practicamos la Doctrina del Caos, no es como lo que tú haces.

—Oh, no importa, pelea conmigo. —Sonrió animado. El maestro soltó la carcajada.

—El Sapo quiere enfrentar al Lobo. —Comentó aún riendo.

—¿Sí sabes que eres más fuerte que yo, verdad? —Hinata sonrió apenada.

—Un hijo del Monte Myoboku contra una hija de las Montañas de la Luna, será algo divertido, Hinata, no te preocupes. Mi sombra no te ha hecho esforzarte desde hace años. —Luego de decir eso, el ermitaño se fijó en él. —Dicen que los del Monte Myoboku practican un taijutsu sin rival, ¿ya lo dominas, muchacho?

Naruto asintió, se refería a la Kata de los Sapos. Era taijutsu, pero básicamente se resumía en que sus puños adquirían mucha más potencia.

—Es parte del Modo Sabio, pero si Hinata no puede usar senjutsu, no sería justo. —Dijo apenado.

Hechizo NocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora