Misterios

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Jacob vio que Lucas seguía dormido, lo había escuchado a la madrugada cuando salió del cuarto, a pesar de querer saber que le había pasado, Jacob solo se quedó en silencio y lo dejó dormir, creía que su amigo sólo había necesitado un poco de aire. Ahora faltaban sólo media hora para las clases, y Lucas seguía durmiendo, parecía estar cansado, aun así, tenía que despertarlo, se acercó a él.

-Oye Lucas, amigo despierta - Lucas se movió desperezándose y volteo a mirarlo - solo quedan treinta minutos para que comiencen las clases, vamos levántate hay que prepararnos.

-Siempre molestando, ¿no? Hermano - empezó a esbozar una sonrisa que se dibujó también en el rostro de Jacob - ya voy - con pereza salió de la cama - voy a la ducha antes - se levantó, y notó que los demás no estaban - ¿y donde se metieron Josh y Ryan?

-Están en el comedor, tenían mucha hambre - se habían despertado temprano, y hambrientos, aunque eso era normal en esos dos, el apetito que llevaban siempre era insaciable - así que apúrate, que también tengo hambre.

-Bien, ya voy, pero que flojera - se levantó, definitivamente se veía bastante cansado.

El comedor estaba algo vacío aún, había pocas personas sentadas desayunando, se sentaron, estuvieron ahí hasta el comienzo de las clases.

Jacob observaba por la ventana de la sala de clases, se había estado preguntando si debía o no preguntarle a Lucas sobre lo que le había sucedido anoche, había salido de la habitación después de haber despertado de una pesadilla, después de un buen rato el chico había regresado bastante ajetreado, como si lo hubiera asustado algo. Si, tendría que preguntarle después, no dejaría pasar esto, si podía ayudar a su amigo lo haría. Al terminar las clases los chicos se habían encontrado en las escaleras, al bajar se dirigieron al entrenamiento, Lucas no veía a Ryan, donde se había metido, era bastante inusual que Ryan no fuera el primero en presentarse para el entrenamiento, otra cosa rara más, esto se estaba volviendo rutina.

Sabrina estaba llegando tarde a su segunda clase, estaba en camino, pero los libros le dificultaban la corrida, observo bien si no se le había olvidado nada, cuando de repente al doblar en una esquina de uno de los pasillos, lo vio, el chico parado en el balcón, era raro ya que a esas horas todos ya estaban en clases, los pasillos estaban vacíos, se acercó más, aunque lo que más le llamo la atención fue lo que estaba haciendo. El chico tenía unas cuantas hojas y las estaba quemando, parecía apurado, las hojas parecían ser documentos, aunque no podía verlos bien, la espalda del chico dificultaba la vista, intento acercarse más, pero después recordó que estaba llegando tarde, hizo caso omiso a lo que estaba viendo, dio media vuelta y al intentar seguir silenciosamente hacia su clase, uno de los libros se le cae, el ruido hizo que el chico se percatara de su presencia, intento levantarlo, pero él ya estaba frente a ella.

-Perdón, no... fue mi intención - Sabrina se quedó inmóvil, no podía levantar la mirada del suelo.

-Tranquila no pasa nada, discúlpame a mí - el chico se arrodilló y alzó el libro, Sabrina levantando la cabeza, lo miró, era un chico de cabello oscuro con la mirada misteriosa fijos en ella, le estaba sonriendo, y los ojos verdes, que lo hacían ver muy atractivo, estaban expectantes a ella, él se acercó más a ella, tanto que Sabrina se quedó rígida, se quedó mirándola a los ojos, la fracción de su rostro parecía de satisfacción.

-Toma, esto es tuyo - sin darse cuenta Sabrina se había quedado mirándolo - ¿estás bien?

-Si, sí, estoy bien - le era incomodo, se estaba sonrojando, rápidamente tomo el libro de su mano - ya me tengo que ir, y gracias.

Se apresuro nuevamente, cuando paso al lado de él, el chico la tomo del brazo.

-Espera, ¿cómo te llamas? - Sabrina lo miró, aún seguía sonriendo era cautivador.

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