La Cabaña

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  Ya estaba amaneciendo, y los chicos seguían en la cabaña, Helen se preguntaba si esta era la cabaña a la cual se refería aquella nota. El lugar a oscuras no se veía bien, pero ahora bajo la luz del amanecer empezaba a notarse el desgaste de las paredes de la cabaña, estaba sucia, pero aun con todo eso y algunos huecos en las paredes, se veía bastante decente, aún tenía algunos muebles en buen estado y los dos cuartos que tenía estaban particularmente en buen estado.

-Dime ¿cómo encontraste este lugar? – preguntó Helen, el chico misterioso volteo hacia ella, aún no les había dicho su nombre y que hacía en la cabaña – porque no creo que vivas aquí.

-Y por qué estas tan segura de eso – respondió. Se habían quedado en la cabaña a petición del chico, lo habían dudado al principio, pero el gran problema es que ni siquiera sabían dónde estaban, y también debían dejar descansar a Lucas, Samantha aún seguía con él, a pesar de que Helen le había pedido que durmiera un poco ella se había negado, había decidido quedarse con el chico.

-Bueno, por qué cuando me ayudaste a salir de ahí, no parecías sorprendido de verme – el chico volteo a mirar hacia la puerta que iba a lo que parecía ser la sala de la cabaña, no se veía a Ryan por ningún lado – además, a pesar de ser una linda cabaña, está en pésimo estado – el chico enarco las cejas – y tu ropa está bastante limpia para ser alguien que vive en un lugar tan sucio, y además tampoco descarto que sean ropas de etiqueta. Y eso es raro para alguien que vive solo en una cabaña en medio del bosque.

-Vaya, ¿y no crees que podría ser la ropa de algún estudiante asesinado? – Helen lo miró y sonrió – ¿dije algo gracioso?

-No creo, por qué si fueras un asesino – Helen volteo y caminó hacia un estante empolvado que se encontraba cerca, en el se encontraban algunos libros todos desechos – ya hubieras dejado que esos perros nos comieran.

-Bueno, entonces ¿dime quien crees que soy? – el chico la miró.

-No lo sé, pero me gustaría saberlo – el chico se quedó mirándola por un momento, acto seguido sonrió. Tenía una sonrisa encantadora, el chico se acercó a ella, la miró a los ojos, parecía tener la misma estatura de Ryan.

-Me llamó Diego – le pasó la mano, Helen lo miró por un momento y le devolvió el saludo – soy estudiante del instituto – Helen enarco las cejas.

-Vaya, sabía que me parecías conocido, aunque no me acordaba donde te había visto – Diego volteo y se dirigió hacia la sala, Helen lo siguió, pero sin antes observar el lugar en el que estaba, al parecer había sido una pequeña oficina, ya no había casi nada, solo un estante, el par de mesitas auxiliares, y unos cuadros rotos de paisajes, al parecer en sus mejores días el lugar había sido lujoso lugar. Al salir a la sala el chico se sentó en un sillón y se quedó mirándola, luego volteo a mirar hacia la habitación donde se encontraba Samantha cuidando a Lucas, luego la miró nuevamente pero ahora su rostro estaba completamente serio.

- ¿Confías en ellos? – preguntó Diego, Helen se dio cuenta de que hablaba de Ryan, Lucas y Sam, Helen asintió con la cabeza – ¿segura? – volvió a preguntar.

-Muy segura, ¿pero por qué me preguntas eso?

-Nada, solo quería asegurarme – el chico se levantó y se acercó a Helen – y dime ¿encontraron lo que buscaban ahí abajo?

-De qué hablas – cómo es que él sabía que buscaban algo. A pesar de la sorpresa por la pregunta del chico ella mantuvo la mirada firme en él.

-Bueno, bajaron a ese lugar por alguna razón o mejor dicho buscando algo – Helen escudriño al chico – además, sé lo que buscan – un atisbo de sorpresa cruzó el rostro de Helen.

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