15. Vestido Rojo

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Me duele el trasero y creo que me acabo de traumar de por vida, pero al menos estoy seguro que no soy el único, puedo ver el asco en los ojos de Caiden y también la fascinación, en cambio Afrodita sonríe como si ver a pequeños seres salir de tu mascota fuera cosa de todos los días.



-Son muy pequeños - Caiden mira atentamente a Gomita y a los pequeños gatitos, nacieran cinco en total, dos de ellos son idénticos a Gomita, uno es en su mayoría blanco pero tiene botitas negras, los otros dos son una mezcla de negro, blanco y beis.



-¿Como no se dieron cuenta de que estaba embarazada? - nos regaña Adra, mientras se levanta del piso y nos mira reprobatoriamente, y saca goma de mascar de su bolsillo trasero, no puedo creer que todavía quiera meterse algo a la boca después de todo lo que acabamos de ver.



Caiden se rasca la barbilla un poco incomodó y yo me remuevo en mi lugar en el piso, miro otra vez a Gomita que esta todavía bañando a sus bebes mientras estos lactan, ¿Cómo pude creer que estaba gorda y que comía mucho? Ella tenía que comer por cinco.



-Tenemos vidas muy ocupadas - adivina Caiden y se le ilumina los ojos - este momento lo tienen que saber mis seguidores, ellos aman a Gomita.



-Tener una vida ocupada no es una excusa - le dice Afrodita pero Caiden ya está yendo a por su teléfono, volteo los ojos, no puede vivir sin su teléfono ni sin sus fans - ¡por favor ponte pantalones y una camiseta antes de publicar algo!



-Gracias Adra - suspiro exasperado - solo espero que te escuche.



-No fue nada se tenia que vestir en algún momento - Adra me sonríe mientras levanta sus cosas del piso.



-No lo creas, su récor de no ponerse ropa es de un mes - le digo y ella bufa.



-Yo puedo durar más - me guiña un ojo de manera juguetona, esas palabras son un incentivo a mi imaginación, joder ella no puede hacer eso sin esperar que mi cuerpo reaccione, creo que es un mal día para usar jeans ajustados - creo que es hora de que vaya a casa.



Miro el reloj en mi muñeca y tiene razón llevamos más de tres horas aquí y ya va a anochecer, me remuevo de nuevo en mi lugar inquieto, es mejor pensar en una forma de levantarme y que no se note nada de lo que esta oculto en mis pantalones o esto se volverá muy incomodó.



-Espera que yo te llevo...



-Si damas y caballeros, oficialmente soy abuelo - Caiden ya con ropa viene rápidamente, levanta la vista y sus ojos se encuentran con los míos, su sonrisa crese mucho más y se que ya me metió en su en vivo - miren a mi alma gemela con nuestra hija y nietos ¿no es adorable? - se que la cámara me esta apuntando ahora, y como estoy en el piso solo me queda mover mi mano en forma de saludo - oh pero tampoco hay que olvidarnos de quien ayudo a Gomita a traer a mis nietos al mundo, saluda Afrodita - la cámara apunta a Adra y la sorpresa pasa por su rostro antes de regalar una de sus sonrisas a la cámara.



-Hola - dice y sus ojos se desvían hacia mi por un segundo.



-Pero chicas y chicos, no enloquezcan se que Adra es hermosa, pero es tímida - no puedo evitar soltar una carcajada - esperen creo que Bastián tiene algo que decir - niego con la cabeza mientras mi amigo se acerca a mi, pero el me ignora antes de sentarse a mi lado y hacer que la cámara muestre a los dos perfectamente, me pasa el brazo por los hombros, miro a Adra en busca de ayuda pero ella solo me mira desafiante y divertida - ¿Qué dices amor mío?



Trato de empujarlo pero su brazo me aprieta más contra si, - Idiota - murmuro antes de mirar a la pantalla - No digo nada, solo me pregunto en como siempre me logras meterme tus trasmisiones.



-Oh no maldita perra no quieras hacerte el inocente ¿no crees que la dulce Afrodita sea tímida?



-Ya te dije lo que pienso sobre llamarme perra.



-Y yo te dije que eres mi perra. Y responde la maldita pregunta - los comentarios de Instagram llegan exigiendo una respuesta y Adra me mira expectante esperando mi respuesta.



Miércoles



Antes de bajar del auto me pongo la capucha de la sudadera para que no me reconozca nadie, el reflejo en el espejo retrovisor me enseña la frustración y el cansancio que siento, miro el reloj en mi muñeca, falta muy poco para que sea un nuevo día y es por eso que me sorprende que todavía haya una fila para entrar al club.



Le pago a la seguridad para que me deje entrar sin hacer la cola, todos tenemos un precio y el de el fue muy bajo, varias personas se quejan pero en estos momentos me importa una mierda. Al entrar al club la combinación de sudor, licor y cigarrillo me recibe el olor es muy sutil pero esta ahí, la música ensordecedora golpea todas las paredes tratando de escapar de aquí, reconozco la canción y como no lo haría si es una de las mías. Voy directo a la pista esquivando a borrachos, mi único objetivo en este lugar es encontrarla.



En un lugar tan grande como este alguien pensaría que sería mucho más difícil el encontrar a alguien entre tantas personas, pero ella es especial, la veo en la pista moviendo su cuerpo al ritmo la música con los ojos cerrados, cubierta con un maldito vestido rojo de tiras, que le llega solo hasta medio muslo y que se pega a cada curva de su cuerpo como una segunda piel, su cola alta de caballo balanceándose hipnóticamente, parece la reencarnación del pecado, lo único que arruina la imagen que veo es el tipo que tiene sus manos encima de ella, restregando su cuerpo contra el de ella en una forma vulgar.



Aprieto los puños hasta sentir mis uñas clavándose en mi piel, trato de controlarme para no ir y golpear al tipo, diciéndome que ella no es nada mío y que si quiere follar con ropa con ese sujeto no puedo hacer nada, pero duele, duele ver a la persona que te gusta con alguien más.



Y saber que no puedes hacer nada al respecto por que no son nada.



El dolor y la ira no son una buena combinación.



No quiero sentir esto nunca más, esta impotencia... haré algo al respecto... y lo voy a hacer bien.


Estrella Fugaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora